Juan Carlos Olave volverá a Belgrano. No será bajo los tres palos ni desde una función dirigencial, sino como entrenador alterno de Ricardo Zielinski, en un regreso con alto contenido simbólico y deportivo que el club de Alberdi oficializará en las próximas horas. La decisión refuerza un cuerpo técnico con identidad y conocimiento profundo de la historia reciente que marcó a fuego al Pirata.
“Juanca”, uno de los máximos referentes del Belgrano moderno, ya tuvo un paso por la institución en su dirección deportiva, rol que desempeñó durante una etapa de transición y reconstrucción. Además, estuvo cerca de sumarse en dos oportunidades al cuerpo técnico de Zielinski, incluso cuando el entrenador se encontraba fuera del club. Esta vez, las partes encontraron el momento indicado para concretar un vínculo largamente anhelado.
Olave se integrará al equipo de trabajo liderado por Zielinski junto a Emanuel Depaoli y Julio Constantín, colaboradores directos del DT, y Alfonso Meoni, preparador físico. La incorporación robustece una estructura que apunta a consolidar un proyecto competitivo, con orden y pertenencia como ejes, en un contexto donde Belgrano busca afirmarse en Primera División.
Más allá de los nombres, el regreso de Olave remite a una marca identitaria que aún resuena en Alberdi: la era conocida como “a lo Belgrano”. Aquella construcción tuvo a Zielinski y a Olave como protagonistas centrales de un proceso que comenzó en el fondo de la Primera Nacional 2010/2011, se transformó en epopeya con el ascenso histórico ante River y se extendió con una permanencia sólida en la elite hasta 2019.
Durante esos años, Belgrano no solo se mantuvo en Primera, sino que clasificó a la Copa Sudamericana, fue protagonista de varios torneos y construyó registros positivos frente a equipos grandes, consolidando una identidad reconocible: equipos competitivos, ordenados, intensos y difíciles de vencer. Zielinski desde el banco; Olave como líder silencioso, capitán y referencia del vestuario.
El retorno de “Juanca” no se explica únicamente por su pasado. También responde a su formación y perspectiva tras colgar los guantes, y a una lectura compartida del fútbol con Zielinski. La apuesta del club es clara: sumar experiencia, pertenencia y mirada belgranense a un proceso que pretende sostenerse en el tiempo.
El 16 de diciembre de 2016, un par de días antes de que dejara la actividad profesional, lo cual ocurrió el 18 de ese mismo mes, ante Rosario Central, en el estadio Mario Alberto Kempes, el arco que da a la tribuna popular de Los Piratas recibió el nombre del guardameta.
Aquella calurosa tarde de diciembre, en presencia de un puñado de hinchas y de la familia del jugador, se colocó una plaqueta en el travesaño con la leyenda “Juan Carlos Olave ‘Guardián eterno del arco Pirata’ 382 PJ, jugador con más partidos en la historia de Belgrano”. Por más que, luego, los caños fueron renovados siempre se conoció como el arco de Olave.
En Alberdi, la noticia despierta expectativa y emoción. Porque no se trata solo de un cargo, sino de un reencuentro con la esencia. Olave vuelve a Belgrano; Belgrano vuelve a reconocerse en su historia.
























