Instituto volvió a ponerse en marcha. Volvió a La Agustina, al pasto conocido, al olor a pretemporada y a ese murmullo interno que siempre acompaña los comienzos. El club de Alta Córdoba inició ayer sus tareas físicas y futbolísticas con Daniel Oldrá al mando y una decisión que no pasa inadvertida: abrirle la puerta del plantel profesional a varios juveniles de la casa. No es un detalle menor. Mucho menos después de un año en el que el DT, por contexto y resultados, no pudo darle demasiado espacio a los pibes.
El mensaje, sin embargo, empieza a mutar. De a poco. Con cautela. Pero con una idea clara: volver a mirar hacia adentro. Porque Instituto, en La Agustina, ha sido históricamente una cantera inagotable de talentos. Y porque el club sabe que su identidad también se construye desde abajo. La pregunta vuelve a instalarse con fuerza: ¿cuál será el próximo?
Entre los nombres promovidos aparece Lorenzo Albarracín, extremo picante, habilidoso, encarador, ya conocido por el hincha. Sumó minutos en el plantel profesional y tiene una cláusula de rescisión alta que habla de su proyección. Es, sin dudas, una de las joyas de la cantera.
También está Matías Klimowicz, delantero de área, hermano de Luca e hijo de Javier. Viene de recuperarse de una pubalgia y espera poder debutar este año. Todo indica que tendrá mucho protagonismo en Reserva mientras sigue golpeando la puerta de Primera.
En la mitad de la cancha asoma Hugo Rojas, volante central oriundo de Jujuy, con paso por River y por selecciones nacionales juveniles. Ordenado, firme, con recorrido.
En el arco, Lautaro Espeche, arquero de la Reserva, comenzará a codearse con los profesionales durante esta pretemporada. Tiene contrato profesional y una oportunidad para seguir creciendo.
La defensa suma nombres con proyección. Genaro Ordoñez, zaguero de 1,95 metro y apenas 18 años, es uno de los líderes de la Reserva. Puede jugar tanto de segundo marcador central como de primer central. Es de Estación General Paz, un pueblo ubicado a unos 15 kilómetros de Colonia Caroya. Su recorrido arranca en Jockey Club de su localidad, continúa en Deportivo Colón de Colonia Caroya, de la Liga Colón, donde se formó durante diez años antes de llegar a Instituto.
También aparece Lautaro Ludueña, zaguero zurdo de 19 años, que pasó de jugar en Liga Cordobesa a Inferiores de AFA en apenas días. Su espejo es Cristian Romero. Le destacan la muy buena pegada, los pases filtrados desde el fondo para romper líneas y su carácter aguerrido, con corazón. Hizo sus primeros pasos en el club Lobos del Sur.
Más adelante está Ignacio Rossi, enganche zurdo, categoría 2003, nacido en Pilar, provincia de Buenos Aires. En 2024 había estado en Reserva y viene de un préstamo en Defensores de Belgrano. Es hijo del periodista Pablo Rossi y busca su lugar.
También se suma Tomás Peralta, extremo categoría 2007, actualmente en la Quinta División de AFA. Llegó desde Camioneros y llamó la atención de Oldrá por ser un jugador “mixto”, que ataca pero también retrocede y se brinda para el equipo.
Completan la nómina Luca Rafaelli, delantero con buenas condiciones, destacado en Reserva y con participación en la Copa Córdoba, y Nehuén Mendoza, delantero o extremo por derecha, categoría 2005, nacido en Ciudad de Córdoba, con recorrido por distintas categorías de AFA y Reserva.
Instituto vuelve a sembrar. Los pibes ya están en escena. El tiempo dirá quién se anima a dar el salto y escribir la próxima historia.
