En una previa de Talleres que pintaba para emblemática, las expectativas no fallaron. Había ansiedad por medir cómo iba a reaccionar el equipo luego de coronarse en la Supercopa Internacional ante River en Paraguay y lo lograr la segunda estrella en la historia de la “T”. Y el primero indicador estuvo en el centro de la espera: debajo del puente de la circunvalación, donde el cántico más sonado fue el “Talleres ya salió campeón… se lo dedicamos a todos… la rep… madre que los r…”.
Así fue el recibimiento a Talleres
En ese lugar donde esperar los partidos de Talleres son una misa, hubo de todo y para todos. Había bombos, trompetas, música de cancha. Y, por supuesto, lo otro: lo comestible (asados) y lo bebible (lo que la mente pueda imaginar).
Aunque las estrellas de la tarde fueron las… dos estrellas en la indumentaria de hinchas. Remeras, banderas, gorros y hasta peluches ya tenían el escudo de Talleres con la segunda estrella bordada.
Esa euforia se registró audiovisualmente en las redes sociales de La Voz. Donde algunas hinchas imitaban el momento en el que Guido Herrera levantaba la copa en Paraguay. O hacían de Gastón Benavídez pateando el penal decisivo para derrotar a Franco Armani y al River de Gallardo. Todos querían ser el “Chaco” aunque, para la escena, a otros les tocó el papel de Armani. Una parte de los hinchas se prendían en relatos de radio como si imitar al mítico “Bocha” Houriet narrando la coronación de los dirigidos por Alexander Medina.
El recibimiento al equipo tuvo altura y estuvo a la altura. Impactó. Cautivó. Las luces del Kempes se apagaron y reflectores apuntaron el nuevo escudo de la “T” con las dos estrellas. Y, con un pasillo de humos y lanzamientos de papelitos, se les dio la bienvenida a los jugadores.
A eso se le agregó que de fondo había fuegos artificiales. Y mientras los hombres del “Cacique” saludaban a la gente se escuchó el “Dale, campeóooooooooon”.


Sin dudas, fue una inyección para los jugadores, quienes fueron en busca de un triunfo para volver a sumar de a tres en el Torneo Apertura, ante un Rosario Central que podía ser líder.
La euforia fue tal que, en los primeros minutos de juego, el debutante Tomás Cardona y Miguel Navarro fueron amonestados. Además, el árbitro tuvo que frenar una discusión entre los protagonistas.
Así arrancó un partido que terminó con un 0-0 que no dejó conforme a nadie. Otra vez el equipo mereció más pero no le encontró la vuelta y sigue sin ganar en casa en lo que va de la temporada. La gente lamentó que el árbitro Darío Herrera cortó un contragolpe en la última jugada. El primer partido después de ser campeón no pudo tener final feliz. Aunque al hincha de Talleres le dure la felicidad por la Supercopa Internacional.
