En Bovril, un municipio de unos 10 mil habitantes en el interior de Entre Ríos, todos saben que decir el apellido Graciani es sinónimo de gol.
Pero no solamente por el enorme presente de Gabriel, el “8″ de Instituto en esta Primera Nacional 2022, y el gran representante de esa ciudad en el fútbol profesional.
Es que “el Negro” Gustavo Adrián Graciani, su papá, fue un temible goleador en la década del ‘90 en el Deportivo Bovril, club que milita en la Liga de Fútbol de Paraná.
Y el “Tanito”, que dio sus primeros pasos en ese mismo club de su ciudad, lleva en la sangre esa herencia con el gol. Esa facilidad para batir arqueros que explotó como nunca desde que arribó a la Gloria.
Con un registro inédito para su carrera, es no solo el goleador de Instituto con 9 tantos en 19 partidos sino también del campeonato.
Tras su doblete ante Santamarina, se subió a la cima de la tabla de artilleros, con apellidos “pesados” y “carteludos” para la categoría detrás como Brian Blando (Agropecuario, 8 goles), Enzo Díaz (Ferro, 8), Claudio Bieler (Atlético Rafaela, 7) o el mismísimo Pablo Vegetti (Belgrano, con 6).
El Albirrojo y el DT Lucas Bovaglio disfrutan del gran presente de Graciani, que llegó en el momento justo de su carrera (a sus 29 años) a Alta Córdoba.
Y hoy tanto Graciani como Instituto están recuperando el protagonismo perdido.
Por qué eligió a la Gloria
“El Tano” fue uno de los primeros nombres que apuntó el mánager Federico Bessone cuando tomó el timón para armar este renovado Instituto.
Graciani se encontraba sin lugar en Sarmiento de Junín y el trabajo para “seducirlo” arrancó mucho antes de que se abriera el mercado de pases.
Era uno de esos nombres que podían darle jerarquía y un salto de calidad a la Gloria. Había que tenerlo y que recuperara su mejor versión.
“Teníamos la posibilidad de ir a Chile y Paraguay. La oferta de Instituto llegó muy pronto, siempre quisieron contar con Gabriel, y eso nos gustó. Cuando un club te quiere así, hay que ir ahí. Gabriel es jugador de Primera División. Físicamente está muy bien. Es muy físico, con mucha potencia. Llega muy bien”, anticipaba su representante Alejandro Girardi.
Gabriel llegó como futbolista libre y firmó por una temporada, esperando volver a ser un jugador de Primera. Ése era y es su objetivo: volver a ser.
En Instituto encontró el plasfón justo y un club que suele ser gran vidriera. Graciani no sólo marcó 9 goles en 19 partidos sino que entregó cinco asistencias para goles de sus compañeros, demostrando su incidencia en la buena campaña.
El pibe que se fue a Colón y sus altibajos
Nacido en una familia de deportistas, su papá Gustavo fue jugador de fútbol y DT, su mamá Marina practicó vóley y su hermana Leonela es una reconocida atleta y PF de Bovril.
Gabriel dio sus primeros pasos en el club Deportivo Bovril, que queda a media cuadra de su casa paterna. Sí, ahí se crió.
“Veníanos de la escuela y nos íbamos a jugar al campito. A la noche mi papá y mi tío (Marcos Ramos) entrenaban en el club para el Paraná Campaña y yo me mezclaba con la tercera división (Sub 15), que eran mayores que yo, que a mí me ayudó mucho para la competencia posterior. Me ayudaron mucho, también, mis amigos del Barrio 9 de Julio, que todas las siestas íbamos a jugar al Polideportivo”, supo contar “el Tano” en una nota con el sitio “Bovril Post” de su localidad.
A los 14 años, fue a realizar una prueba que hacía Colón de Santa Fe en la localidad entrerriana de Hasenkamp. Lo eligieron y ya tuvo que ir al Sabalero a otra etapa, donde finalmente le pedirían que se quede en la pensión. Ya en 2007 arrancó a jugar en inferiores de Colón, donde debutaría en Primera de la mano de Fernando Gamboa frente a Quilmes, en un triunfo 2 a 0 el 12 de febrero de 2011. Tenía 18 años.
En su tercer partido en primera división convirtió su primer gol, de local frente a Gimnasia y Esgrima de La Plata.
En la temporada 2013/14 tuvo un un nivel superlativo (6 goles en 31 partidos) que llevaron a que Estudiantes de La Plata se fijara en él. Pero en el Pincha no lograría explotar sus condiciones.
Fue pasando por distintos clubes sin lograr asentarse definitivamente en ninguno: Independiente, Atlético Rafaela, Patronato, Olimpo, San Martín de Tucumán y Sarmiento de Junín, donde logró ascender.
“En Colón casi llegué a los 100 partidos en el club. De ahí me voy a Estudiantes de La Plata, seis meses, y ahí comenzó mi carrera de viajes. Después estuve seis meses en Independiente. Un año en Atlético Rafaela, donde tuve mucha continuidad. Volví a Estudiantes otros seis meses y aparece la oportunidad de Patronato de Paraná. Siendo jugador libre fui a San Martín de Tucumán, en la B Nacional y ascendimos a Primera División. Tuve una año en Olimpo de Bahía Blanca, donde me fue muy bien, me pude mostrar. Hasta que llegué a Sarmiento”, resume “el Tano” su carrera.
“He tenido altibajos, como todos, pero siempre he encontrado la fortaleza para seguir y superarme. No lo he hecho solo, mi familia y la de mi esposa han estado siempre apoyándome cuando lo necesité y, por supuesto, ella siempre encontrando la manera de no dejarme caer. Y cuando las cosas me han salido bien, son los primeros y los que más disfrutan de los logros”, se sincera.
Los que lo conocen lo definen como un tipo reservado, familiero y muy tranquilo, con los pies en la tierra.
Su gran sueño es algún día jugar en el exterior y que “a su familia no le falte nada”.
“Me han tratado muy bien desde que llegué a Córdoba. Instituto es un club grande de la categoría, esperemos poder conseguir el objetivo, no quiero decir la palabra, pero soñamos como el hincha. Iremos partido a partido, luchando por el objetivo”, repite “el Tano”.
La Gloria tiene un jugador de Primera que se llama Gabriel Graciani y que junto a un equipo que lo acompaña intentarán seguir luchando para estar bien arriba en la Primera Nacional 2022.
Así está el campeonato:
El próximo viernes, a las 21, la Gloria será local de Estudiantes de Caseros por la fecha 21 en el Monumental de Alta Córdoba, donde está invicto.
