Una lejana sentencia atribuida a Aristóteles, según la cual “Raphinha es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras”, logró ser finalmente comprendida en toda su dimensión después de la goleada argentina sobre Brasil por las eliminatorias sudamericanas luego de que el jugador brasileño mencionado por el griego hace 2400 años debiera arrepentirse internamente de haber anticipado una paliza verdeamarela, con gol propio incluido, sobre el equipo albiceleste.
“Es evidente que Aristóteles, además de filósofo, era un vidente prodigioso ya que anticipó la polémica generada por Raphinha hace 24 siglos”, señalan desde el Departamento de Filosofía Aplicada al Fútbol de la Conmebol, desde donde explican que al no saber quién era Raphinha la frase fue reformulada como “el hombre es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras” y así se mantuvo durante siglos, hasta la última edición del mayor clásico sudamericano.
“Después del último Argentina-Brasil disputado, la humanidad dio un paso más en la comprensión plena del pensamiento aristotélico y se confirma no sólo que el filósofo era un clarividente formidable sino que también aprovechaba su don para ver partidos que se jugarían miles de años después sin pagar el pack fútbol”, agrega la fuente.
Pero, además de las implicancias filosófico-futbolísticas del caso Raphinha, lo cierto es que el jugador que prometió palizas dentro y fuera de la cancha a la Argentina fue duramente tratado dentro del campo de juego por los jugadores locales y desde las tribunas por el público, a tal punto que luego del partido pensó en recluirse a meditar en las profundidades de la selva amazónica, en lo posible dentro de algunas de las tribus que aún no tomaron contacto con la civilización occidental.
Desde su entorno aseguran que quería estar con personas que ni siquiera saben que existe el fútbol para que no le recuerden que habló de más antes del partido y consideró que una tribu perdida en la selva era el lugar ideal, pero desde Barcelona le dijeron que no aprobaban su decisión y que, si se desorientaba en la espesura, no irían a buscarlo porque el club está en plena competencia.
“Una temporada como cazador-recolector lo habría desconectado saludablemente del fútbol y seguramente habría servido para espantar los fantasmas que le quedaron de la goleada argentina, pero desde Barcelona no lo entendieron”, aseguró un allegado al jugador.
“Ya le habíamos comprado un arco, una docena de flechas y una cerbatana, pero todo quedó en la nada”, se lamentó la fuente.
Barras ilícitas
Finalmente, ingresó a la Cámara de Diputados el proyecto de ley antibarras presentado por el gobierno, con el ambicioso objetivo de erradicar a los grupos violentos en las tribunas. Sin embargo, esta iniciativa no logró modificar el temperamento agresivo de estos colectivos, como lo demostraron integrantes de los núcleos duros de Estudiantes de La Plata y Gimnasia y Esgrima La Plata, quienes, en un claro mensaje de rechazo, respondieron con una feroz batalla campal en el Hospital de Gonnet, en medio de pacientes, médicos y enfermeros. Los analistas de los sectores más radicalizados del fútbol debaten si estos grupos simplemente no recibieron el mensaje del proyecto, si desconocen su existencia o si, en última instancia, les importa tan poco como las obras completas de Borges.
Uno de los aspectos centrales de la iniciativa es la creación de la figura de la “asociación ilícita deportiva”, con el objetivo de sancionar severamente a los integrantes de estas organizaciones. No obstante, algunos analistas han señalado que es necesario considerar el alcance de la ley para evitar que también puedan verse involucradas algunas ternas arbitrales y sus asistentes en el VAR. “Muchas veces, después de un partido, los hinchas exigen prisión efectiva para los árbitros cuando sus desempeños resultan sospechosos. Si entra en vigencia la figura de la asociación ilícita, que no es excarcelable, podrían ser detenidos y enviados a prisión en caso de denuncia. Si se les excluye del alcance de la norma, podría incurrirse en una violación del principio de igualdad ante la ley”, advierte el constitucionalista José Felipe Carta Magna.
Según los analistas, más que una respuesta a la relación entre algunos grupos de hinchas y las protestas de jubilados frente al Congreso, la ley antibarras busca frenar una posible alianza entre sectores ultraviolentos de jubilados sub-90 y fanáticos futboleros armados con cuchillos. Esta coalición es vista por el gobierno como un potencial riesgo golpista.
“En el siglo pasado, los golpes de Estado en Argentina eran orquestados por las fuerzas armadas, con el apoyo de la CIA y el Departamento de Estado. Sin embargo, en el siglo XXI, una alianza entre jubilados e hinchas de fútbol podría tener suficiente poder como para tomar el control, o al menos eso es lo que piensa el gobierno. O estos grupos son más poderosos de lo que parece, o los gobiernos son de papel glacé”, especulan desde la consultora Pinky, Cerebro y Asociados. Lo cierto es que, ante la magnitud de los incidentes, parece que las barrabravas necesitan una legislación más específica para ser controladas antes de que lleguen a la Casa Rosada y coloquen un paravalanchas en el balcón histórico.