Después del traspié contra Arabia Saudita y de aquellos jugadores que estaban “grandecitos” para determinar si estaban en condiciones físicas para jugar, la selección argentina salió del sótano y se ubicó en un escenario más acorde a sus expectativas iniciales. Con cambios de táctica, de estrategia y sistema de juego, acordes a los nombres disponibles al “100″ –se trate de quien se trate–, al rival y al momento del juego, el equipo de Scaloni dejó de ser aquel que jugaba de memoria para revistar en las filas del “paso a paso”.
El que fue impuesto por la urgencia de no quedarse fuera del mundial, el que fue capaz de apostar a alternativas juveniles como Enzo Fernández, Julián Álvarez y Alexis Mac Allister por encima de nombres consagrados en la Copa América 2021 y en ese invicto de 36 partidos que fue archivado en el debut del mundial. Los únicos imprescindibles fueron Messi, “Dibu” Martínez, De Paul y Di María.
Los demás, incluido Otamendi que debió jugar de primer central ante México, salieron del “11″ titular. Algunos volvieron a entrar y otros quedaron como suplentes, los casos de Leandro Paredes y Lautaro Martínez, dos soldados de Scaloni desde la primera hora. Esa fue la nueva identidad de la selección y así le alcanzó para abrir a México e imponerle condiciones a México. La clasificación ante Australia terminó siendo sufrida por el gol en contra de Enzo Fernández, pero también porque en los minutos finales hubo dos salvadas in extremis del “Dibu” y de “Licha” Martínez. Porque Australia se atrevió y se arriesgó a ser goleado.
Ese Mundial, ya quedó atrás. Empieza el más exigente, el que te mete en la historia. No se trata de un relato exclusivo para Argentina sino para el resto de las selecciones, aun para quienes pintan como candidatos como Brasil, Francia, Inglaterra. Todos los cuartofinalistas sacan cuentas y hacen especulaciones como cualquier hijo de vecino. Enfrentar a Neymar y sus genios o al cuarteto Mbappé, Giroud, Griezmann, Dembélé; o al cerebral Kane o al crack de Billingham es tan incómodo para Argentina como para todos chocar contra la Argentina de Messi.
Como sea, hay objetivos de juego que la selección ha podido cumplir, sobre todo ante México y Polonia, donde pudo desequilibrar en espacios reducidos más allá de los goles. Ante, Australia pudo hacerlo una vez por la pared de “Leo” con Mac Allister, porque, luego, fue mediante la presión de Álvarez.
Ahora, el ida y vuelta, puede ser una alternativa que puede plantear Países Bajos. No será todo el juego, pero sí mucho más que en los partidos anteriores. ¿A favor? Las asociaciones con Messi, no tendrán que ser tan elaboradas sino más directas. ¿En contra? Argentina nunca recibió un ataque sostenido, pero Arabia y Australia le convirtieron igual. Y también llegaron. Ahora, vive en la antesala del verdadero Mundial.
Llega la selección del inteligente y talentoso Gapko, la de las proyecciones de Blind y Dumfries, la del punzante Depay y del durísmo Van Dijk. Luego, siguen Brasil o Croacia. Viene lo más difícil, pero también lo trascendente.
