En esta lucha por la permanencia y contra sus rivales directos Aldosivi y San Martín de San Juan, Talleres no perdió más, algo así como detener la hemorragia que lo estaba llevando hacia condiciones cada vez más delicadas.
Desde aquel 0-1 con Deportivo Riestra, el equipo de Carlos Tevez sumó siempre y hasta pudo ganar, como ocurrió ante Sarmiento de Junín, después de siete partidos. Volvió a convertir en ese partido con Rosario Central en el que se le vio lo mejor en juego, llegadas, respuestas tácticas, colectivas e individuales ante un rival jerarquizado con Ángel Di María y en una situación adversa, como fue la de mantener un resultado en inferioridad numérica por expulsión de Miguel Navarro.
Fue un empate, pero tuvo el valor de una victoria. El clásico también fue una igualdad, pero lejos estuvo de ser lo esperado en cuanto a la producción, según dijo Carlos Tevez.
Quienes no variaron la respuesta fueron Guido Herrera, José Luis Palomino, Matías Catalán –como antes Santiago Fernández–, Valentín Depietri y Gabriel Báez. No muchos más. Quizá Rubén Botta y Matías Galarza recuperen el nivel, por qué no Rick y Angulo puedan potenciar esos minutos que tuvieron en el clásico. Lo cierto es que ya no hay tiempo para el Talleres de los anhelos, sino de las realidades.
Fue importante haber terminado con varias sequías, pero no alcanzan. Talleres necesitará más cuando choque con Gimnasia y Esgrima La Plata (debe ganar para olvidarse de todo), con River Plate, con Platense (el campeón vigente) y con un Vélez en ascenso. Desde lo futbolístico, todavía Tevez sigue disconforme. Tiene asociaciones, pero no las suficientes; atesora baluartes en cada línea, pero aún no ha encontrado el sistema para contenerlos y potenciarlos.
Por eso Tevez prueba tanto y tanto, algo que mantendrá alerta al que crea que no puede tener chances ya que puede ser titular al siguiente partido. A la inversa, puede restarle confianza al que crea que la encontró siendo titular porque sabe que dejar el equipo en el encuentro siguiente ya se ha dado.
Tevez ya ha probado de todo. Atacó como un equipo de posesión o directo, sin conductor. Utilizó tres enganches como en el inicio ante San Lorenzo o ninguno frente a Belgrano y antes con Godoy Cruz; salió a jugar con tres delanteros, dos y uno; especialistas como Girotti y Bustos o Depietri como ensayo; viene de probar con un volante central, dos y tres cinco como en el clásico. ¿Atrás? Defendió con cuatro, tres y cinco en el fondo. Los alternó de un partido al otro o retomó el plan original.
No queda mucho más tiempo para pruebas y Tevez dice no tener el joystick para mover a los jugadores. Tendrá que lograr una evolución para volver a ganar para mantener la ventaja sobre sus rivales directos. Juego y definición son materias que siguen pendientes. Necesita aprobarlas.