El partido ante Independiente será la última chance de cambiar el “No representamos al hincha de Talleres”, del entrenador Javier Gandolfi, dicho después del 0-3 ante el necesitado Colón de Santa Fe. Es la chance que le vuelve a ofrecer para asegurar su ingreso a la Copa Libertadores y algo que podría lograr con un empate en la fecha final de la Copa de la Liga Profesional. Si no lo hace, tendrá el piso de poder jugar la Sudamericana, algo que ya logró hace varias fechas.
Retornar a los torneos Conmebol en 2024 fue un objetivo institucional que se fijó este año. Por lo deportivo y lo económico como argumentos principales, entre otros.
En lo inmediato, este partido se presenta como la chance de cortar una sequía de alegrías, ya que de los últimos 13 encuentros solamente se ganó uno, entre este torneo (fue ante Barracas) y la Copa Argentina (ya fue eliminado en cuartos). Es la posibilidad de ofrecerle a sus hinchas una puesta en escena distinta, que difiera de las flojas actuaciones que lo han caracterizado.
Aquel Talleres que ganaba, gustaba y hacía hablar al país se fue tras ese partido ante Huracán, por la segunda fecha de esta Copa de la Liga Profesional.
Hoy el Mundo Talleres debate sobre las responsabilidades del “No representamos al hincha” y el “soy responsable” del DT. Se discute al propio Gandolfi por el plan de juego y los de contingencia que no resultaron para conservar la identidad del equipo. Se cuestiona a los jugadores, por sus bajos rendimientos colectivos e individuales, la entrenabilidad y la competencia interna resentida. A los que estaban, a los que llegaron y a quienes no aprovecharon la chance.
También le llueven las críticas al presidente Andrés Fassi, por el armado del plantel y los refuerzos que no cubrieron las salidas de Michael Santos, Valoyes, Pizzini, Oliva y gran parte del recambio que tenía ese equipo que sabía a qué jugar y era de los más goleadores.
Está claro que ser internacional es un logro que choca con el humor que genera el Talleres actual. No ha sido suficiente. En un torneo en el que la Copa de la Liga Profesional representaban 17 partidos para ser campeón y una Copa Argentina que tenía menos de la mitad para ese logro, la “T” fue eliminado antes de tiempo. Y llegará al último partido del año apretado para sacar un punto y volver a Libertadores.
Tiempos de cumbres
Fassi no habló aún, pero las decisiones no tardarán en llegar. “Este plantel 2023 tuvo una formación larga. Porque se hizo pensando en que Talleres sería internacional. Se irán jugadores importantes. Llegarán refuerzos, pero tendrán su período de adaptación”, supo decir un conocedor de la logística de Fassi a principios de año.
Ese desfasaje se notó, y mucho. Santos y Valoyes se fueron, pero después de una adaptación larga y una explosión que se dio en el último año y medio. Esos son los tiempos que quizás viven hoy jugadores como Barticciotto, Galarza y hasta el propio Bustos; algunos muy largos. Más de la cuenta.
La política de incorporaciones hoy divide, por la coyuntura. Antes, fue aceptada. Fassi jamás salió desesperado a comprar jerarquía después de venderla, salvo algunas excepciones. Sin embargo, en el mercado que viene habrá novedades. Se retomará la designación de un manager para poder evaluar cómo se cierra la formación del plantel: con altas, bajas y regresos, y quién lo dirigirá. “Ya en 2019 se hizo un esfuerzo cuando llegaron Sebastián Palacios y Dayro Moreno para la vuelta a Libertadores”, supo decir Fassi.
También habrá que revisar bien los puntos que unieron a este 2023 con 2022 sobre la cantidad de lesionados que hubo. Entre titulares y suplentes. Hubo períodos muy complicados.
Luego se definirá el objetivo: jugar Sudamericana significará pasar de Fase, ya que se quedó en Fase de Grupos; ir a Libertadores será igualar el puesto de cuartofinalista de 2022; y en la competencia local, el protagonismo habrá que elevarlo nuevamente.
