Talleres, como lo dijo su entrenador Alexander Medina, llegó más temprano que tarde a sus urgencias. A través del patrón de la imagen que vale más que mil palabras se propone analizar a este equipo de cero puntos en cuatro partidos, de escasa efectividad en ataque y de mandíbula floja, en el acto defensivo.
Hay tres cuadros que tienen directa relación con la película de la realidad y la mención de los recursos disponibles para las mejoras que se necesitan con las prioridades de cada caso.
Imagen 1: el juego actual y el que viene. Rubén Botta más Emanuel Reynoso, quien entró cuando faltaba media hora. Conjuntamente con Matías Alejandro Galarza fueron las referencias de juego para torcer el rumbo del 0-1 ante Lanús. Convivieron durante 22 minutos hasta que salió “el 10″. Aunque resulte paradójico, Talleres solamente generó el tiro al palo de Ulises Ortegoza. Hubo más circulación, encuentros interesantes por banda, pero poco juego interior y ataque directo. Aún con el cambio de Cristian Tarragona por Bustos y, luego, al salir Botta, al formarse el doble “9” con el ingreso de Federico Girotti por Tarragona. Es más, hubo una superpoblación sobre la derecha con “Bebelo”, Botta, Mosqueira, Benavídez y hasta “Tarra”
La “T” llegó más y mejor en el inicio, con el ex-Colón e Inter, como conductor principal, Sebastián Palacios cerrándose para que pase “Chaco” (pasó menos) o bien arriba cuando Matías Galarza metió un pase largo o Guido Herrera fue su asistente. Después del ingreso de “Bebelo” y compañía, la “T” no pudo agilizar el juego.
Talleres generó situaciones de gol y juego suficientes como imponer condiciones ante San Lorenzo, Independiente y Lanús. No tanto ante Godoy Cruz, en esos 50 minutos que duró el juego hasta la suspensión. Lo que viene es ¿Reynoso interior derecho o enganche?, ¿con o sin Botta? ¿Un solo volante central y dos interiores... o doble cinco, tres volantes y un único “9″? ¿4-2-3-1, 4-3-3, 4-4-2 o 4-1-2-1-2?
Imagen 2: definición, a marzo. Palacios, Botta, Depietri (2), Bustos (2), Galarza, Ortegoza, Portillo, entre otros, tuvieron chances para definir y chocaron con Losada o con sus propias limitaciones para convertir. Entre los cuatro partidos, la “T” debe haber llegado más de 15 veces, pero solamente hizo dos y uno de ellos fue un gol en contra del “rojo”. Los arqueros fueron figura, pero en varios casos la “T” definió mal y hasta hubo cierto egoísmo. Tampoco hubo suerte en los tiros a los parantes. El mercado podría traer alguna solución, pero por lo que se sabe, habrá que pensar más en los propios. La lupa está sobre los “9″: el titular Bustos y las alternativas Tarragona y Girotti han tenido chances para anotar, pero no tantas como los volantes. Tampoco han sido parte importante en el circuito de juego. ¿Podrán cambiar esta situación? ¿O será Medina el que tenga que cambiar el plan de ataque?
Imagen 3: le llegan y le convierten. Es virtud del rival, pero también es lo que Talleres permite. O las limitaciones que no puede disimular. Lanús lo descubrió en ese pase de Cardozo que puso a correr a Marcich contra Palacios, a cargo del relevo de Benavídez, que ya se venía proyectando. La asistencia fue para Walter Bou, fuera del alcance de Portillo y más cerca de Juan Rodríguez quien fue anticipado. Lanús le facturó en una de las dos jugadas que generó (en la anterior salvó Herrera), como Independiente en tres de las cuatro que creó y San Lorenzo en la segunda que tuvo. En todas, hubo facilidades: espacios, tiempos, coberturas que faltaron, posicionamientos errados, marcas permisivas, miradas sobre la pelota, perdiendo de vista la referencia del rival. Entre todos los partidos, a la “T” le llegaron ocho veces y le hicieron cinco goles (uno en contra). Herrera; Benavídez o Schott, Portillo, Rodríguez y Navarro; Galarza, Portilla u Ortegoza han sido los nombres más repetidos en el fondo. Pero también hay relevos que Palacios y Galarza Fonda no llegaron a cubrir. Para sostener semejante estructura ofensiva como la que tiene Talleres se necesita de actos defensivos casi perfectos o que sepan disimular bien las limitaciones. Medina pidió dos centrales, pero hasta que se adapten cuando lleguen (hay uno cerca) la solución dependerá de la mejora de lo disponible. Por lo pronto Portillo y Rodríguez ni se pueden resfriar.