Talleres trotaba por su debut en la Copa Sudamericana. Le ganaba en todo al Emelec: en posesión, en físico, en actitud y en el marcador. Estaba 1-0 arriba en el estadio Mario Alberto Kempes y en un “suspiro”, cinco minutos, se encontró abajo en todo en lo que estaba arriba. Y terminó perdiendo.
Y todo lo que pasó deja varias lecturas. Acá van algunas de ellas.
Lo mejor
Los cuatro de arriba. El gol de Talleres es la postal de la mejor imagen de Talleres. Los cuatro de arriba combinados. Pase de Auzqui para Valoyes. Desborde del colombiano, Parede arrastra la marca y abre las piernas y, luego, entra por atrás el cuarto factor: Fragapane. Ese gol de equipo es un gol hecho con los mejores del equipo.
La intención. Talleres fue al frente en todo momento. Y en el 1-0 fue al 2-0. Y estuvo cerca de lograrlo. No especula Talleres. Y esa es una virtud siempre que gana. Cuando pierde, entra en cuestionamiento.
El doble cinco. Méndez y Navarro la rompieron hasta el primer gol Emelec. Coparon espacios, distribuyeron, cubrieron. Hicieron todo y casi todo bien. Después salió Méndez y Navarro metió la mano en el penal...
Lo peor
Esos cinco minutos. Del casi gol de Michael Santos a la jugada del penal, terminando en la pelota que perdió Ángelo Martino y de la que nació el 2-1 de Emelec. Fueron minutos de desacoples insólitos en un Talleres que estaba sólido.
Los cambios. Justo llegaron antes de los goles de Emelec. Y apenas Santos puede defenderse de “haber influido” en el desarrollo del juego. Pateó al arco, estuvo cerca de gol. El resto de los ingresados, nada. El caso de Joel Soñora, que entró por Fragapane, fue el más llamativo. Cero presencia.
El derrumbe de los centrales. “Rafa” Pérez y Piero Hincapié parecían colosos que se comían a los delanteros de Emelec. Hasta que perdieron esos súperpoderes en los ya célebres cinco minutos del derrumbe de Talleres.
