En un rincón del planeta donde el fútbol late con otras pulsaciones, todas las cámaras se posaron sobre el mismo de siempre. Otra vez Messi. Otra vez el 10. Aunque esta vez en la piel rosada de Inter Miami, en el debut del equipo norteamericano en el Mundial de Clubes frente a Al Ahly de Egipto. Fue empate sin goles, pero el partido tuvo nombre y apellido: Lionel Andrés Messi. Y en la voz de Javier Mascherano, su entrenador y viejo socio en mil batallas, se percibió el eco de una devoción intacta.
“Elijo creer”, dice una bandera argentina en cada Mundial. Mascherano no lo dice, pero lo transmite. Cree en Messi. Confía en él. Lo protege. Lo entiende como pocos. Y lo expresa sin vueltas:
“Messi está bien, si juega es porque está bien. Vino sin ningún problema de Argentina”, soltó de entrada en conferencia de prensa, como despejando rumores y dejando en claro que el físico del 10 no está en discusión.
Más que un parte médico, lo de Masche fue una declaración de principios. Un mensaje interno y externo. “Cuando él ha manifestado alguna molestia, siempre lo hemos tratado de cuidar de la mejor manera”, agregó, con la serenidad de quien ya no se calza los botines, pero todavía siente los partidos como si estuviera en la cancha.
A sus 37 años, Messi sigue siendo el faro. Y Mascherano lo sabe. Por eso arma el equipo pensando en él. Por eso habla de él como se habla de los imprescindibles:
“Lo veo en un nivel muy, pero muy bueno. Estamos para cuidarlo, para tratar de ayudarlo en todo lo posible. Tenemos que hacer todo para que él llegue en las mejores condiciones el año que viene”, tiró el DT, con la mira puesta en el Mundial 2026, ese último gran baile que todavía ilusiona a todos.
En el análisis del juego, el técnico también remarcó la importancia de conectar al equipo con su figura:
“Claramente cuando lo encontramos a Leo en posiciones y le hacemos llegar la pelota de la mejor manera, es donde más opciones tenemos”, explicó. Y completó con una idea que mezcla respeto por el rival y convicción en el grupo:
“Sabemos que el próximo partido el nivel va a subir porque es un rival europeo, pero nos tenemos que quedar con la sensación de que somos once contra once. Todo puede pasar en el fútbol”.
Así, en una noche de Mundial de Clubes que no tuvo goles pero sí dejó señales, Mascherano volvió a dejar en claro algo que ya todos sabíamos: Messi no se toca. Se cuida, se acompaña y se disfruta. Porque cuando Leo está bien, todo es posible.