Más allá de los números y del final que tuvo la campaña de Juan Cruz Real al frente del plantel de Belgrano, el transitar de los siete meses del entrenador fue cargándose de ruidos futbolísticos que derivaron en un aturdimiento general.
Desde su llegada al predio Armando Pérez y hasta el último día dentro de él, Real hizo cosas que fueron comprendidas a medias por los actores y que para afuera no tuvieron la aceptación deseada por el DT, lo que generó un malestar que se agudizó cuando los resultados no acompañaron.
Apenas tenía un par de días al frente del equipo y quien era capitán hasta ese momento (con una asistencia casi perfecta en la era Guillermo Farré), Santiago Longo, fue desplazado al banco de suplentes para que Ariel Rojas jugara su primer y único partido de titular en la Copa de la Liga Profesional.
Aquí comenzó un ir y venir con el volante central que terminó con el jugador pidiendo irse y sosteniendo que no había tenido los minutos deseados. Hoy, Longo está a préstamo en São Paulo de Brasil y espera forjar su futuro alejado del Pirata.
Casi sin mediar explicación, Real fue rotando fecha a fecha y cambiando jugadores de sus puestos habituales. Nadie parecía tener un lugar asegurado en el equipo y las caras largas empezaron a verse con más frecuencia en el predio de Villa Esquiú.
No repitió el equipo a lo largo de muchísimas fechas, y cuando lo hizo, apenas si lo consiguió por un par de partidos. Su idea era cambiar y cambiar, pero de nombres y no de forma de jugar, por eso, cuando el funcionamiento no acompañó, no hubo manera de revertir el rumbo, porque se variaban los nombres, no las funciones, y el destino quedó marcado.
Relaciones y palabras, con Reyna en la mira
Sin duda que el peor momento de Real al frente del equipo se dio a fines de agosto, en el partido con Gimnasia. La terquedad de no aceptar que el hincha pidiera por un jugar lo llevó a que Bryan Reyna, quien se había ganado un lugar en el corazón del simpatizante, no tuviera ni un minuto en campo ante el Lobo, y después del partido aseguró que el peruano no estaba al 100 y que “no me importa lo que diga la gente”.
Antes de que lo de Reyna explotara y generara una reacción inesperada para el técnico, por lo adverso que fue en su postura lo que la gente opinó, había dicho que a Franco “el Mudo” Vázquez no lo necesitaba.
Vázquez aseguró públicamente que no tuvo contactos con los dirigentes y que el DT le bajó el pulgar, no teniendo en el plantel un jugador de las características del “Mudo” y en especial con el aprecio que la gente celeste le tiene a este tipo de futbolistas, y en especial al volante, figura estelar en el histórico ascenso de 2011 coronado frente a River.
Sus declaraciones siguieron en una sintonía extraña, y cada vez que declaró sobre temas puntuales, logró más detractores que adeptos.
Por ejemplo, aquello del pase histórico a octavos de la Sudamericana, cuando el equipo ya había jugado en esta instancia en 2016, o de que gracias a su manera de jugar se potenciaron futbolistas transferidos, como Matías Moreno y Juan Barinaga, sin tener en cuenta el trabajo de todos aquellos que están en el área formativa del club.
Sus decisiones sobre la utilización de algunos jugadores generaron malestar internamente, como cuando, en la previa del clásico de Reserva ante Talleres en el Gigante, resolvió no “prestar” algunos jugadores y el equipo de Norberto Fernández jugó disminuido y perdió.
El equipo frente a Paranaense y “Uvita”
Los ruidos se multiplicaron y cada paso que dio en sus determinaciones generó más y más distancia con los hinchas. No utilizar a “Uvita” Fernández en los primeros partidos ni en aquel juego ante Paranaense en la vuelta de los octavos de la Sudamericana, como reemplazar sistemáticamente a Juan Velázquez, tal vez el jugador más vendible del Pirata para el mercado de verano que se avecina.
Para esa revancha frente a Paranaense, guardó jugadores en el partido contra Huracán y luego un par de ellos, entre los que estaba “Uvita”, no fueron utilizados.
En el mismo sentido, habría que preguntarse sobre Matías Suárez, a quien nunca le dio demasiados minutos, más allá de la actualidad del delantero, quien el lunes fue uno de los pocos que se salvaron contra Independiente Rivadavia.
Camino de salida
Cada una de las determinaciones les costó mucho al DT y al presidente Luis Artime, que resistió para sostenerlo en su cargo. Entre los argumentos que podrían jugar a favor del entrenador, fueron las ausencias de Lucas Passerini y de Ulises Sánchez, a quienes sendas lesiones graves de ligamentos cruzados los postergaron durante gran parte de la temporada.
Por eso, el final de su campaña tuvo algunas frases que fueron lapidarias, como asegurar que siempre es positivo sumar de visitante, cuando venía de empatar con Barracas, y dejar despilfarrada la última chance de pelear por algo.
Belgrano se quedó sin técnico el lunes tras perder 2-0 de local con Independiente Rivadavia en Alberdi. La etapa del cambio se puso en marcha y el tiempo de Real se apagó con la misma intensidad y celeridad con la que se encendió en marzo pasado.