“Para vivir estas cosas me fui tan chico de mi casa”, repite habitualmente el arquero Emiliano Martínez tras cada logro que consigue con la selección.
“El Dibu” era un desconocido hasta para varios futboleros de ley poco tiempo atrás. Y hoy es el ídolo de todos.
Porque si alguien dudaba de él, en este Mundial se convirtió en ese jugador “gana-partidos” que tanto amamos. Volvió a ser ese futbolista que se hace gigante en las definiciones de penales. El que te come la cabeza con sus duelos psicológicos. El de los bailes y declaraciones picantes. El que nunca dejó de creer y sacó “chapa” de ídolo eterno con su tapada en el final ante Randal Kolo Muani. Cuesta pensar que hubiera pasado si entraba esa bocha…
Nacido en 1992, su historia en el fútbol arrancó en Mar del Plata, donde comenzó su carrera en el modesto General Urquiza para luego pasar al San Isidro Club.
Tenía apenas 12 años cuando dio el primer gran salto de su carrera: Independiente puso sus ojos en él y el “arquerito” no dudó en armar el bolso para irse a Avellaneda.
Sus grandes actuaciones en las inferiores del Rojo lo llevaron a la selección argentina sub 17, su gran vidriera que se convirtió en trampolín rumbo al fútbol de Europa.
Con la albiceleste fue subcampeón del Sudamericano de Chile, pero más allá de la amargura por un título que se escapó, el final de la historia fue feliz. Allí lo observaron los cazatalentos del Arsenal inglés, quienes lo invitaron a una prueba de 10 días.
Y está claro que condiciones tenía. Unas pocas prácticas le bastaron al club londinense para ofrecerle un contrato. Tras las dudas del comienzo, Martínez dio el sí y volvió a armar el bolso, aunque esta vez para irse mucho más lejos de su familia.
Durante los primeros años deambuló a préstamo por varios equipos, hasta que en 2020 se pudo mostrar en el Arsenal y se adueñó del puesto.
Al igual que en la vida misma, el fútbol está hecho de oportunidades y hay que saber tomarlas. La lesión de Bernd Leno le abrió una puerta a un “Dibu” que la aprovechó de principio a fin.
Tan bueno fue lo que mostró que al poco tiempo pasó al Aston Villa, que pagó más de 21 millones de euros por su ficha.
Allí consiguió la continuidad que necesitaba y al poco tiempo Lionel Scaloni se la jugó al darle las llaves del arco de la selección. Lo que vino después ya todos lo recuerdan con mayor facilidad. “Dibu” se convirtió en héroe al ganar la Copa América de Brasil y se metió en el bolsillo a millones de argentinos.
Con personalidad fuerte, el arquero ratificó durante este Mundial que es de aquellos jugadores que aparecen en las difíciles. Que se le anima a todo y que mientras más presión existe más cómodo se siente.
“Viví los penales tranquilo. Otra vez me patearon tres veces y me hicieron tres goles. Pero creo que después hice todo bien”, contó el arquero campeón del mundo.
Y antes de darle un soñado beso a la copa del mundo agregó: “Es para mi familia, para mi nene, Salí de un lugar humilde y de joven me fui a Inglaterra. Le quiero dedicar esto a mi familia”.
