Mariano Levisman quedó en la historia de Talleres por ser el DT más joven en conducir al primer equipo albiazul. El 31 de agosto, dirigió contra Estudiantes, con apenas 28 años, con jugadores que en varios casos lo superaban en edad, y en un duelo ante un DT de la jerarquía de Eduardo Domínguez, quien venía de ser campeón en Copa de la Liga.
Sin embargo, antes y después de ese partido de Liga Profesional, que fue excepcional, Levisman ya venía construyendo una carrera importante: había regresado al club como DT de reserva y ya no como analista de video. Walter Ribonetto se alejó de Talleres al cabo de unas semanas, Mariano dirigió interinamente contra “el Pincha” y, luego, volvió a conducir a los pibes hasta su eliminación de la Copa Proyección.
Fue el punto más alto de alguien que archivó sus ilusiones de jugador a los 18 años para pensar en ser DT y economista. De Barrio Parque y de Instituto pasó a estudiar en Europa, el lugar al que pudo volver como colaborador de Medina, a quien conoció en Talleres siendo entrenador de inferiores y analista de video.
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La de Levisman es una historia que ofrece capítulos interesantes. El más inmediato tiene que ver con el objetivo de promover juveniles, ya sea para el primer equipo o para ser cedidos. Por lo pronto, son tiempos de evaluaciones sobre la eliminación de la reserva de la Copa Proyección y de trazar objetivos para 2025.
–¿Están practicando, pese a haber terminado la participación del equipo en reserva?
–Si bien hemos quedado fuera de playoffs, estamos practicando. Sirve para ver juveniles que venían haciendo entrenamiento y competencia en su categoría, para ver si se pueden sumar en 2025. También estamos trabajando como soporte de Alexander Medina. Utiliza a nuestros jugadores de sparrings. Lo hicimos en la previa a Sarmiento y la semana pasada ante Lanús. Así que estamos también brindándonos para que el primer equipo pueda tener jugadores y pueda tener las mejores sesiones de entrenamiento para lo que viene.
–En tu vuelta a Talleres, asumiste en reserva. ¿Qué balance hiciste?
–Es una vuelta. La hemos estado viviendo con Facundo Ruiz, mi ayudante. Hemos llegado a fin de junio y hemos estado todo este segundo semestre siendo los entrenadores, siendo el cuerpo técnico de la reserva de Talleres. Nos hemos encontrado con un club que está en crecimiento desde 2021, que fue cuando me tocó salir. He visto un club con obras, con un predio impresionante, que no se puede ver tan fácilmente ni en Europa. Con buena calidad de jugadores. Nos encontramos con un plantel específicamente en reserva que estaba sufriendo un recambio generacional. El promedio de edad del plantel en el primer semestre fue de 20 años y el segundo fue de 19. Un año de diferencia en una categoría es un montón. Salieron muchos jugadores. Se fue Studer a Independiente Rivadavia, Venecia, Segovia, Diego Barrera Sergio Frutos. Se fueron muchos jugadores, subieron Obando, Vallejo, Sordi. Hemos sufrido por ahí muchas bajas y las hemos compensado con muchos jugadores que ya estaban en la estructura, pero que no habían tenido espacio en la reserva. Tuvimos ocho debutantes en la categoría y muy buenas presentaciones de jugadores jóvenes que todavía tienen un proceso por hacer en la categoría. Todavía capaz no están para primera división porque su promedio de edad es de 18 años, como fue lo de los extremos, porque necesitan experiencia y rodaje en la categoría. Así que hemos visto ese recambio con buenos ojos para el futuro de Talleres. Por ahí, no es en la actualidad que, a veces, un primer equipo puede llegar a necesitar para ponerlos ya en primera.
–¿Con qué objetivos te has movido? ¿Qué inserción tuvieron los chicos en primera y qué esperás para el año que viene?
–Hablamos con Andrés Fassi antes de venir para acá, y el objetivo que tenemos, principalmente, en reserva es el desarrollo individual de jugadores para que puedan jugar en la primera división. Sea acá, en Talleres, como puede ser también en otros lados. Se considera un éxito el caso de Studer, teniendo gran rendimiento en Independiente Rivadavia de Mendoza. Porque, hoy por hoy, la vara del primer equipo de Talleres hace que sea un poco más complicado para los jugadores juveniles iniciar su proceso. Tienen talento, pero necesitan tener cinco, seis, siete, 10 partidos seguidos. A veces, en la competencia de un plantel de primera división de Talleres, hay 25 jugadores profesionales consolidados en primera más cinco jugadores o seis jugadores que tienen rodaje en sus selecciones nacionales, se les hace más complicado tener ese espacio a nuestros jugadores de juveniles. De todos modos, creo que vamos a tener la posibilidad, en lo que queda, de ir insertando algunos jugadores al plantel. El caso de Albarracín, que ha tenido minutos con nosotros y en primera división. Es el caso de Matías Gómez, que volvió al banco como Santino Barbi. Hay jugadores como Olmos, que ha estado yendo a la selección; Tomás Kumer, que ha sido parte de convocatorias. De a poco se van insertando y van demostrando que tienen la capacidad de pertenecer a un plantel profesional.
–¿Tu sueño con la reserva?
–Mi sueño es poder tener la posibilidad el semestre que viene de pelear el campeonato. El objetivo es clasificar a los playoffs si es que la copa sostiene el mismo formato. Poder pelear el campeonato, poder llegar a una final y, si se puede, ganarla. Es el objetivo que tenemos. Para eso necesitamos entrenar muy duramente, necesitamos hacernos fuertes como grupo, necesitamos que los juveniles levanten sus niveles físico y técnico para estar a la altura de la categoría. No tengo dudas de que lo van a hacer, pero es un proceso que lleva un tiempo. Yo creo que el semestre que viene se verá una mejor reserva de lo que se vio este semestre.
–Tu año viene siendo movido...
–Hace un año, estábamos jugando la reválida de LCF con Parque, para evitar el descenso contra Huracán de barrio de La France. Ganamos 3 a 1 y a la noche de ese día estaba viajando para España. Fuimos a trabajar con Alexander Medina a Granada. A los pocos días, jugamos contra el Real en el Santiago Bernabéu. Perdimos 2 a 0, pero fue una muy buena experiencia. Allá estuvimos 14 partidos, vivimos la chance de empatar contra el Barcelona, de ganar de local con Cádiz, de vivir un momento muy interesante en la liga. Terminó esa experiencia y me llamaron Pablo Guiñazú y Fassi para venir a la reserva. Fue movido; y dentro de la reserva, después de que hayan pasado cinco partidos, poder tener la posibilidad de entrenar por una semana el plantel de primera división. Fue muy importante, después ganar el clásico en Alberdi, algo que no se hacía hace siete años. Ese partido con Estudiantes fue muy intenso y estoy muy contento y orgulloso del desarrollo que hemos tenido, pero no nos queremos detener en lo que pasó; sí queremos crecer y poder hacer constante todo lo que hemos estado viviendo en el 2024.
–¿Pudiste analizar esa semana de entrenamiento con el plantel o es algo que vas a hacer cuando lleguen las vacaciones?
–No se puede analizar durante. Pero uno también sale de trabajar y empieza a pensar como ha sido. Si estuvimos bien, qué hicimos mal. No sólo en esa semana, sino en todo lo que ha sido nuestro proceso en reserva, y estamos haciendo un balance. Tenemos que aprender de lo que hemos hecho bien, sostenerlo y potenciarlo. Por parte del plantel, muy buena predisposición, como del club. Hugo Donato fue una persona que también nos ayudó muchísimo a mí, a Facundo, para insertarnos y darnos confianza, experiencia. Había tenido tres interinatos. Ayudó en ese momento la gente que trabaja institucionalmente en el club en primera división, tanto Martín Audano como Gustavo Irusta. Nos ayudaron bastante. Pudimos escuchar bastante a los jugadores. Entender por lo que estaban pasando. Habíamos tenido la posibilidad de ir a la cancha y ver el equipo en vivo, y sentíamos que se venían haciendo muy bien las cosas, que a veces faltaba un poco más de suerte y que lo principal era poder reforzar un poco algunos aspectos defensivos para tener un cero en el arco, y por ahí al equipo le estaba costando tenerlo. Eso fue también lo que se consensuó con el plantel en las charlas individuales y las charlas colectivas. Sentimos que nos habíamos preparado y que estamos preparados para poder hacerlo continuamente a esto de estar al frente de un plantel, ya sea en reserva o en primera. Consideramos que lo que veníamos haciendo está a la altura de una primera división. No hicimos nada que fuera distinto a lo que veníamos haciendo. Hicimos un buen análisis del rival, hicimos entrenamientos que llevaban a desarrollar un buen plan de juego, intentar ayudar a los jugadores individual y colectivamente. Y después algo de eso se vio plasmado en campo, y después obviamente los jugadores juegan y los jugadores tenían hambre. Propio de poder salir a demostrar que estaban vivos, de que la situación era difícil, pero que querían dar la cara. Lo hicieron de gran manera.
–¿Cómo fue la comunicación con “el Cacique”?
–Llamé solamente para felicitarlo y desearle el mejor de los éxitos, pero yo no dije más nada que eso. Así fue. Luego el me mandó un mensaje el viernes a la noche de buena energía y alentando para lo que iba a ser el día siguiente, que nosotros jugábamos. Durante la semana, de hecho, no tuvimos ningún tipo contacto. Aunque a Alexander lo tomo como una persona muy importante, a la cual le puedo pedir consejo. Así que no hubo ningún contacto; si después, cuando vinimos acá, estuvimos charlando, le dimos nuestro parecer acerca del equipo. Tenemos diálogo constante porque él mira nuestros jugadores de reserva, los usa para entrenar, los va a ver también de local, todos los partidos. Me ayuda también en el proceso de crecimiento como entrenador.
–¿En qué te juega a favor tener 28 años y en qué te condiciona?
–A favor, en la reserva le llevo a la gran mayoría 10 años. Pero para un plantel de primera tengo mucha cercanía generacional con los jugadores. Me pasaba también como ayudante. La cercanía generacional hace que yo pueda entender cómo aprenden, la atención, cómo sienten, cómo viven los jugadores actualmente. Esa cercanía generacional hace que pueda tener una cercanía buena con los jugadores. Que se sienta un entendimiento mutuo. Considero que estoy en un momento en el que les puedo aportar, por energía y por ganas, un montón de cosas, que por ahí a veces se suelen perder. En cuanto al desarrollo individual, tengo la capacidad de trabajar con video, de trabajar en campo. Estoy buscando por curiosidad todo el tiempo, y esa es una cualidad mía. No sé si es de la edad o no, pero una cualidad que considero muy importante. Como contra, la experiencia. Si bien tengo 10 años trabajando en el fútbol, de los 17 a los 28, hay algunas situaciones que todavía no he vivido. Y quiero aprender de ello.
–En ese partido con Estudiantes LP, ¿cómo fue la indicación para Botta, que arranca por derecha, pero tanto Ribonetto como Medina trataron de cambiar su punto de partida?
–Habíamos analizado que Rubén tenía una muy buena conexión con Benavídez y no queríamos tocarla. Íbamos a jugar con línea de cuatro, con volantes por banda y dos volantes por dentro, más dos puntas. Sabemos que Botta tenía que ser el volante por derecha o el extremo por derecha.
–¿Enganche, no?
–De la banda para adentro. Que le deje la banda al Chaco. Fue un poco lo que hizo, y tuvimos charlas individuales con todo el plantel. Hablamos con Herrera, Rodríguez, Catalán, con un montón de jugadores. La mayoría de los que ingresaron de entrada, con muchos de los suplentes. Con Botta fue una charla de 40 a 45 minutos. Expuso. Mostró quién era, nosotros igual... y qué queríamos para él. Lo hizo de gran manera. Fue un gran partido.
–¿Haber jugado en Liga Cordobesa te sirvió, pese al retiro tempranero?
–Todavía sueño a veces que soy jugador de fútbol. Me encantaría volver para atrás. Pero no me daba la capacidad técnica. No sé si la capacidad física. Una vez que de Barrio Parque me dijeron que no iban a tenerme cuenta, arranqué ese proceso. Fui asistente externo o iba a ver las prácticas. Era más analista de los rivales de Lasallano. Después fui ayudante de campo en Universitario 2018, después dirigí juvenil en Barrio Parque. Luego hice algunas prácticas de un curso de entrenador en Inglaterra, mientras hacía tres materias de la carrera de Economía allá. Volví para ser ayudante de campo en la primera de Barrio Parque, todo esto mientras estudiaba la carrera de Economía. Ya después me recibí de economista y pude trabajar más a tiempo completo en el fútbol. Ahí fui unos meses a Instituto como entrenador de juveniles.
–¿Te recibiste de economista?
– Sí, sí. Economista y estudiando afuera. Fueron tres materias. En la Universidad Nacional de Córdoba hice los otros cuatro años y medio más la tesis. Con el el tutor Moneta, hicimos la determinación del precio de transferencia de los jugadores de fútbol. Qué es lo que te determina que un jugador valga tanto y otro no tanto. Después de haberme recibido, trabajé en las inferiores de Instituto por seis meses. Luego, ya fui a la novena de Talleres. Mi crecimiento desde novena fue para poder ayudar en reserva y trabajar con Alexander. Como asistente después trabajar en Inter, también como asistente en Vélez y en Granada, y tomar la decisión de salir del cuerpo técnico. No fue fácil, eh. Tampoco lo fue venir para acá para dirigir la reserva, tener un partido en primera división. Mostrarnos que estamos a la altura. Que estoy capacitado para poder dirigir a ese nivel. Seguir aprendiendo y seguir desarrollando experiencia en reserva me parece superimportante, eh. Seguir desarrollando un método, seguir conociendo jugadores, seguir conociendo formas que me hagan sentir cómodo a mí para liderar, para entrenar, para jugar. Para desarrollar un modelo de juego desarrollar, un modelo de entrenamiento. Así que seguimos creciendo. Y en algún momento, en el mediano plazo, me gustaría poder trabajar como entrenador de algún equipo en primera división, en el fútbol profesional.
–¿Qué hiciste tras ese partido con Estudiantes?
–El triunfo... se dio todo. Fue muy bueno, muy lindo porque fue un lugar y un contexto conocido como el Kempes. Había trabajado en el Kempes. Era en Córdoba, estaban mi familia, mis amigos, fueron todos a la cancha. Volvimos a casa a comer unas pizzas.