Mario Alberto Kempes habla desde la serenidad de quien ya lo vivió todo. El cordobés que comenzó a forjar su leyenda en Alta Córdoba y que escribió su nombre con fuego en el Mundial ’78, vuelve a escena cada vez que la selección argentina enfrenta un momento bisagra.
Esta vez no pisa la cancha ni se calza los botines. Está en los micrófonos de ESPN, su casa actual como comentarista. Pero cuando abre la boca, suena todavía el eco del “Matador” que enmudeció a Holanda en aquella final en cancha de River.
Y es que la consulta obligada tenía un destinatario ineludible: Lionel Messi. Este jueves, Argentina recibirá a Venezuela en Núñez desde las 20.30, y lo que está en juego excede los tres puntos.
Podría ser, según dejaron entrever las últimas palabras del propio Messi, su último partido de Eliminatorias en suelo argentino. Esa posibilidad agita un aire de despedida anticipada. La gente ya no se pregunta tanto por el resultado sino por la foto: ¿será la última vez que veamos a Messi en un partido oficial de clasificación, ante su gente?
Kempes, con una tonada cordobesa que aún no pierde, ensayó una respuesta que no busca titulares rimbombantes, sino que intenta ser una caricia al mito viviente. “Si tomamos en cuenta las últimas declaraciones de Messi, este va a ser su último partido por Eliminatorias en Argentina. Siempre va a quedar ese gusanito dando vueltas… uno siendo futbolista sí puede pensar que mañana no puede, pero es muy complicado. Es muy difícil decirle que no a algo que has practicado desde que saliste de la cuna”, reflexionó Mario ante La Voz Deportes.
El bellvillense sabe de lo que habla. Él también se retiró, él también tuvo que cerrar capítulos. Y comprende que, con el rosarino, nada se puede dar por cerrado antes de tiempo. “Yo no creo que Messi se vaya a rendir tan fácilmente. Que lo ha ganado todo no lo vamos a discutir. Y si tenemos en claro que la ilusión y lo único que le quedaba por ganar era un Mundial, ya lo ha conseguido”, repasa, en referencia a Qatar 2022, esa coronación que lo puso a la altura de Diego Maradona y que, para muchos, lo consagró como el mejor de todos los tiempos. Y hasta el propio Mario Alberto sabe que él mismo también puede subirse a ese podio de “grandes entre los grandes”.

Pero lo cierto es que Messi ya no debe nada. Ni a sí mismo, ni a su gente. Y sin embargo, Kempes lo imagina todavía capaz de sorprender. “¿Qué le queda? Pues descansar, disfrutar de la familia, de su vida privada, algo que está haciendo tranquilamente ahora. Pero, ¿y si gana otra Copa del Mundo y quiere intentar ser ese jugador que logre tres mundiales? Uno nunca lo sabe. Ni estamos en su cabeza ni en su cuerpo”.
La comparación no necesita forzarse: Kempes fue goleador y figura del Mundial ’78, Messi lo fue en Qatar 2022. Ambos encarnaron en su tiempo la esperanza de un país entero. La diferencia está en la dimensión global: Messi fue ídolo en cada rincón del planeta, en cada lugar que pisó. Pero en algo coinciden: el legado.
“El legado que va a dejar es impresionante. No hace falta que gane un segundo Mundial. El legado ya lo deja. Hizo hasta el final un montón y consiguió gran cantidad de títulos”, dice Mario, con tono firme. Y enseguida baja línea para las generaciones que vienen: “Siempre hay que decirles a los chicos que el ejemplo lo tienen que tomar de aquellos jugadores que no solamente son famosos porque son los mejores. Sino que luchan por objetivos. Y vaya si Lionel ha conseguido objetivos”.

La selección, mientras tanto, atraviesa un ciclo de estabilidad inédita en su historia reciente. Lionel Scaloni al mando, Messi como capitán, un grupo de jóvenes que se consagró campeón de América (dos veces) y del mundo. El partido con Venezuela no cambia nada en lo deportivo: la clasificación está asegurada. Pero en lo emocional, pesa como si fuese una final.
Kempes lo anticipa: “El partido con los venezolanos va a ser espectacular. Dicen que es el último de Messi en Buenos Aires… ya veremos. Podría ser el penúltimo. Ya veremos lo que pasa más adelante. Lo que está claro es que él al Mundial lo va a jugar. Como sea. Y yo creo que llega bien, llega fresco tanto mentalmente como futbolísticamente”.
De esta manera, el Monumental se prepara para la ceremonia de un adiós que tal vez no sea tal, porque con Messi nunca nada termina de terminar. Kempes lo dice con sencillez: habrá que esperar. Después del Mundial, se sabrá qué quiere realmente el capitán.
Mientras tanto, la pelota rueda. Y en esa redonda se cruzan dos imágenes que ya nadie podrá borrar: la de Kempes, el cordobés envuelto en banderas que iluminó el ’78, y la de Messi, el rosarino que hizo extremadamente feliz a un país en 2022. Y que aún puede seguir regalando sonrisas y abrazos.