El árbitro Nicolás Ramírez fue designado para dirigir el Superclásico entre Boca y River, que se jugará este domingo a las 16.30 en La Bombonera, por la penúltima fecha del torneo. Será la tercera vez consecutiva que el juez bonaerense esté al frente del partido más importante del fútbol argentino.
Ramírez llega a este compromiso luego de conducir la final de la Copa Argentina entre Argentinos Juniors e Independiente Rivadavia, disputada ayer en cancha de Instituto.
En Córdoba también tuvo presencia reciente: fue el encargado de impartir justicia en la derrota de la Gloria ante Rosario Central por 3 a 1, en la fecha pasada. Su designación no sorprendió, pero sí confirma la confianza que la AFA deposita en su labor en los encuentros de máxima exigencia.
El árbitro estará acompañado por Héctor Paletta en el VAR, una dupla que ya compartió algunos partidos de relevancia durante la temporada.
En lo estrictamente futbolístico, Boca llega con el envión de un cierre de torneo positivo y con el objetivo de sellar su regreso a la fase de grupos de Copa Libertadores, algo que no logra desde 2023, cuando fue finalista ante Fluminense. Un triunfo le asegurará el segundo puesto en la tabla anual y, por ende, el pasaje directo a la fase de grupos.
River, en cambio, atraviesa un momento delicado. Ocho derrotas en los últimos diez partidos, eliminación de la Libertadores ante Palmeiras y un rendimiento muy por debajo de lo esperado alimentan las dudas sobre el futuro de Marcelo Gallardo. El propio entrenador planea hacer un balance al cierre de la temporada para definir si continuará en 2026.
En ese contexto, el rol de Ramírez cobra especial relevancia: el árbitro tendrá la misión de mantener el equilibrio en un clásico cargado de tensiones, historia y necesidad. Será su tercer Boca-River al hilo y, sin dudas, otro examen de alto voltaje para uno de los jueces con mayor proyección del arbitraje argentino.
