En el corazón del predio René Gorreta, donde el perfume del pasto recién cortado se mezcla con las ganas, Racing de Nueva Italia avanza. No lo hace a los saltos, ni con flashes de marketing. Lo hace como se construyen las cosas que duran: con trabajo, con paciencia, con identidad. Y a eso lo saben todos. Y más que nadie el presidente Manuel Pérez.
Mientras el equipo profesional pelea en la Primera Nacional, las obras en el predio avanzan con un ritmo silencioso pero firme. Se resiembra la cancha 1 —la que usa el plantel de Primera— y también la número 2, hogar de los pibes que representan al club en AFA y de la local. Lo llamativo no es sólo que se mejoren los campos, sino cómo: con maquinaria propia. Como quien arregla su casa con sus propias manos.
El ingreso al predio también cambió. Ahora hay rampas de cemento que facilitan el acceso. Además, se pintó todo el predio. Y, quizás, lo más trascendente: se está por terminar un comedor para las divisiones inferiores. Ya hay una cocina lista, y se trabaja en el sector donde funcionarán los nuevos vestuarios del fútbol femenino, allá al fondo, donde antes no había nada.
La cancha número cuatro, la que usa el equipo femenino, también se moderniza: se compraron luces, y en unos 20 días ya estaría lista la instalación completa. Sólo faltan los postes. Mientras tanto, ya se está colocando un nuevo sistema de riego, acompañado por un tanque adicional para asegurar que las cuatro canchas reciban agua diariamente.
Porque a veces, el progreso no se mide en millones ni en títulos. Se mide en gestos concretos: un vestuario donde antes había un baldío, una rampa donde había barro, un comedor donde antes sólo se improvisaba. Racing, que no tiene los recursos de los gigantes, demuestra que se puede crecer con orgullo y planificación.
Como escribió alguna vez Eduardo Sacheri: “Hay cosas que no se compran. Se tienen o no se tienen”. En Nueva Italia, lo que se tiene es sentido de pertenencia. Porque más allá del resultado del domingo, lo que está quedando es una base fuerte, para que los que vienen detrás tengan donde pisar firme.
Y eso, en los tiempos que corren, no es poco.