Talleres jugará frente a Instituto, después de haberse salvado del descenso y en modo ilusión. Si gana, pasará a jugar los octavos de final del Clausura, o al menos podría hacerlo con una combinación de resultados en la que no triunfen dos de sus rivales directos: Sarmiento, San Martín de San Juan y Gimnasia La Plata.
Este Talleres de Tévez se asoma al clásico con un “once” que vio la luz en estos partidos: bien directo, con cuatro defensores en lugar de la línea de tres o cinco; cuatro volantes centrales y dos extremos, sin “nueve” ni “diez” (entre Rubén Botta y el ya vendido Rodrigo Garro, la “T” los tuvo de 2022 a 2024), todos contenidos en un sistema 4-1-3-2.
Futbolísticamente, Talleres tuvo respuestas que venía esperando de la mayoría de sus jugadores, y eso lo potencia para ganar con razones que se pueden resumir en estos cinco puntos:
Las razones de Talleres para ganar en Alta Córdoba:

1- Ataque directo, llegadas y gol.
La actualidad del último volantazo de Carlos Tévez dio los resultados esperados ante Vélez y Platense, con sendos triunfos por 1 a 0. Esos resultados determinaron la permanencia en la categoría —arrancó en descenso; luego estuvo varias fechas comprendido en un desempate virtual con Aldosivi de Mar del Plata y terminó saliendo de la zona roja— y lo proyectaron al séptimo lugar de la zona B del Clausura, dentro de los ocho clasificados a octavos de final.
La “T” irá a buscar el triunfo para no depender de nadie, aunque un empate y que no ganen dos de sus tres rivales directos (Sarmiento, San Martín de San Juan y Gimnasia y Esgrima La Plata) también le serviría.
Talleres cuenta con atacantes rápidos y furiosos como Rick y Angulo, quienes en dupla han generado la mayoría de los ataques. De hecho, el repescado ex Central Córdoba dio la asistencia para Ortegoza en el 1-0 ante Platense, mientras que Rick fue quien se llevó la marca para que Ortegoza llegara libre a definir. Ambos delanteros han tenido situaciones, pero no resolvieron bien: los arqueros fueron figura o los palos salvaron.
2- Limitó errores no forzados.
Talleres también puede ganar el clásico por su mejora en el acto defensivo. Hay que buscar bastante después del juego con Riestra —fue 0-1, con cierta lentitud de Herrera en el tiro de Goitía— para encontrar espacios, coberturas debilitadas y errores anticipados desde la planificación.
Quizás esa salida de José Luis Palomino y de Matías Catalán, apenas con un paso de diferencia, hizo que Colidio los pudiera eludir rápido para habilitar a Meza en el 1-0 parcial de River. Luego, en el 2-0, Casco vino con pelota dominada, disparó y, tras el rebote, definió Montiel.
Ya no hubo ventajas así para nadie y aparecieron más garantías. Los laterales tampoco sufrieron falta de apoyo y pudieron proyectarse acertadamente. En el debe aparece la falta de definición: siempre se ha concretado mucho menos de lo que se generó, aunque ya no más una racha de 600 minutos sin convertir.
3- Equilibrio y planes “B” y “C”.
Los cuatro volantes centrales se lo dieron como nunca antes, y esa también es una razón que tratará de imponer ante Instituto. Matías Galarza, bien cerca de la zaga, para ser salida o barrer la zona inmediata; Cáceres y Ortegoza, como interiores derecho e izquierdo respectivamente, asemejándose a motores; y Portilla, en función creativa pero sacrificada.
Jugar directo, de primera, sin tanta burocracia ni tenencia, ha sido la fórmula para herir al rival y luego administrar lo obtenido. El ingreso de un “nueve” como Girotti y de un lateral más como Navarro fueron el plan B, mientras que Botta quedó sin entrar como una tercera alternativa.
4- Uno o dos puntos más.
En ataque y en defensa, en producción y recambio, Talleres evolucionó e individualmente todos “subieron uno o dos puntos”, según Tévez. Es un equipo entonado que tiene que desarrollar aún más su potencial.
5- DT de recursos.
Llegó en el peor momento, le tocó transitarlo y sacó adelante a Talleres, cuando Diego Cocca había entendido que directamente no debía asumir.


























