Es difícil digerir una derrota contra un adversario que se lleva todo a su casa luego de haber llegado una sola vez al arco. Eso ocurrió el domingor cuando el partido parecía encaminarse a un empate inexorable, debido a la falta de alternativas y de riqueza de recursos de Racing y Deportivo Maipú para preocupar a su rival.
A eso hay que agregar la manera en que se definió el encuentro: tras un saque lateral, Iván Sandoval aprovechó una falla en la marca de Wilfredo Olivera y de Daniel Abello, y desde una posición incómoda tocó la pelota por encima del sorprendido Joaquín Mattalía. Incredulidad en el Miguel Sancho. El delantero, ingresado 10 minutos antes al campo de juego, sólo tuvo que festejar.
El visitante Maipú venció 1-0 a un Racing que deberá ajustar con rapidez su funcionamiento y lo que es más importante, tendrá que tomar nota de las mañas y de los recursos que orillan lo extra futbolístico con que los rivales asumen los partidos en esta categoría en especial, aunque ese panorama parece gobernar a todas las competencias de los torneos organizados por la AFA.
La Academia fue un equipo liviano, sin poder de reacción, sin actitud deliberada hacia la presión en el campo rival, lo que facilitó la obstrucción de su oponente, cuyos jugadores corrieron mucho, ensuciaron el juego desde muy temprano y dispararon nada más dos veces de media distancia hacia Mattalía en todo el encuentro. Esas habían sido sus únicas acciones ofensivas que en nada se diferenciaban de las que produjo su adversario, con problemas para generar juego en el medio campo y para llegar con claridad al arco defendido por Ignacio Pietrobono.
Fueron notorios los claroscuros de Damián Díaz, demasiado retrasado en el campo, lejos de Pablo Chavarría, preso de la caza a la que era sometido por los mediocampistas del equipo “cruzado”. Tanto él como Nicolás Sánchez, Gonzalo Rostagno y Maximiliano Gutiérrez no pudieron coordinar jugadas que produjeran zozobra en el área cuyana, en tanto Guillermo Sánchez y Pablo Chavarría eran absorbidos por la misma intensidad defensiva de sus marcadores.
Eso se reflejó en casi todo el encuentro, salvo 15 minutos, en los que el balón corrió con más libertad y ambición, aunque su recorrido casi siempre terminó en el borde del área.
El debut local con derrota llamó al silencio a una muy buena cantidad de espectadores que había ido con la intención de festejar. Es el primer llamado de atención para ajustar movimientos, esclarecer ideas y comprender definitivamente que este torneo, como los anteriores, siempre han sido gobernados más por la marca y la lucha que por la calidad del juego de los equipos que fueron sus principales protagonistas.