La de este fin de semana fue la fecha en la que todos jugaron para Instituto. Menos Instituto. Porque la Gloria no pudo aprovechar todos los buenos resultados ajenos y dejó pasar otra chance de sumar afuera de casa.
El equipo dirigido por la dupla interina Jiménez-Martelotto falló en las dos áreas y se volvió sin nada de Rosario. Central le tiró toda su chapa encima y le ganó por 3-0 para consolidarse en la cima del grupo.
Y si bien el resultado terminó siendo un poco exagerado, está claro que Instituto no hizo méritos para sumar en el Gigante de Arroyito. Así, extendió aún más su racha de ocho meses sin victorias fuera de casa.
Será todo un desafío para Daniel Oldrá lograr que este equipo pise fuerte lejos de Alta Córdoba. “El Gato”, que asumirá en las próximas horas, siguió desde la tribuna la preocupante derrota ante el Canalla.
Porque si bien era previsible perder ante un rival que no dejó escapar ningún punto en su estadio, lo cierto es que Central no tuvo su mejor noche. Pero así todo se las ingenió para golear a un Instituto que volvió a dejar muchas dudas en defensa y que pagó un alto precio a su falta de jerarquía de mitad de cancha para adelante.
Así y todo, el primer tiempo del Albirrojo no había sido malo. Teniendo en cuenta lo sufre cada vez que sale de Córdoba y el rival que tenía enfrente, lo hecho por la Gloria en esos primeros 45 minutos estaba a la altura de lo esperado.
De no ser porque le convirtieron demasiado rápido y por la falta de puntería para aprovechar en ataque algunas chances, pudo irse al descanso empatando.
Comandado por Luna, Instituto se animó a jugarle de igual a igual al puntero en su cancha y más allá del resultado el equipo medianamente convenció en esa primera etapa.
Mandíbula frágil
Todo lo que podía salir mal en el complemento, resultó de esa manera para Instituto. Porque luego de que Roffo salve un par de veces al equipo, la Gloria siguió dando muchas ventajas y Duarte metió el 2-0 antes de que el equipo de la dupla haya pateado al arco en el segundo tiempo.
Y encima cuando el descuento para meterse en partido estuvo cerca, el palo le negó la chance a un Puebla que sigue peleado con el gol. Y que además luego falló otra chance clara.
Jugado por jugado, el equipo dejó aún más espacios en el fondo y sobre el final Copetti le puso cifras definitivas al marcador.
Fue un premio quizá grande para un Central que mereció ganar pero que tampoco fue una máquina. Eso sí, tuvo la fortuna de tener en frente a un rival que sigue pagando caro la falta de jerarquía en varios puestos.
El único consuelo para Instituto es que gracias a los resultados ajenos hoy mira la tabla y está dentro de los ocho de su zona que jugarían los playoffs. No ha hecho grandes méritos merecerlo, pero aún sigue en la pelea.
Y si quiere realmente ganarse ese lugar, deberá ante Sarmiento mostrar la (buena) cara que habitualmente el equipo muestra de local. Para luego ir por la heroica en el clásico con Talleres en el Kempes.
Pero más allá de lo que pase en estos dos partidos, Oldrá tendrá el enorme desafío de poder hacer jugar bien a un equipo que perdió mucho más de lo que ganó. Y que sigue lejos de poder enamorar a su gente.