Silvio Romero volvió a Instituto en enero de 2024 y su regreso fue anunciado como una de las grandes apuestas de la dirigencia. Tras 13 años, el delantero surgido en Alta Córdoba regresaba al club que lo vio nacer con la ilusión de cerrar su carrera en casa.
El ídolo firmó contrato hasta diciembre de 2025, se puso la 10 y posó sonriente en su presentación. El club hizo un importante esfuerzo económico para concretar su vuelta y desde el entorno dirigencial no dudaron en calificar su contrato como “uno de los más altos de la era moderna” en Instituto.
Sin embargo, el paso del “Chino” por esta etapa en La Gloria no fue el esperado. Jugó poco, marcó apenas un gol y nunca logró afianzarse como titular bajo la conducción de ninguno de los entrenadores que tuvo el equipo en este tiempo.
A comienzos de este año, y entendiendo la situación, Romero aceptó una reducción salarial. Pero ya entonces el ciclo comenzaba a cerrarse. Al poco tiempo de la llegada de Daniel Oldrá como DT, el delantero fue declarado prescindible y dejó de trabajar con el plantel profesional.
Aunque aún tiene contrato vigente, entrena por su cuenta y se mantiene a la espera de una propuesta para rescindir. El club le ofreció las instalaciones de La Agustina, pero Romero prefirió continuar su preparación en otro predio.
Desde su entorno aseguran que quiere seguir jugando. Ha recibido algunos sondeos desde la Primera Nacional, aunque por ahora ninguno lo convenció porque pretendería jugar en Primera o en el exterior. Tampoco se descarta la chance de un retiro, aunque esa es una decisión que el jugador aún no tomó.
“Obviamente que a nivel futbolístico me siento en deuda”, había declarado Romero en una entrevista con el podcast Mundo Gloria meses atrás. “Vine a apoyar este crecimiento del club. Creíamos que era el momento… Uno nunca sabe cuál es el momento ideal para volver”.
La historia, por ahora, queda abierta. Pero en Alta Córdoba saben que el regreso del “Chino” no fue el que todos esperaban. Ni el club, ni el jugador, ni los hinchas, ni los dirigentes.
Romero volvió para cerrar su historia en casa. Pero Instituto no fue el final que soñó. Y aunque no lo diga, se nota que todavía le duele. Fue un amor que llegó tarde.
