El mundo del fútbol argentino se conmovió recientemente con la impactante lesión sufrida por el ex-Talleres Victorio Ramis durante un encuentro entre Independiente Rivadavia y Racing.
La escena en el Estadio Bautista Gargantini fue de tensión y angustia cuando el tobillo izquierdo del delantero de 30 años se fracturó tras un cruce con Juan Nardoni. Ramis abandonó el campo entre gritos de dolor y lágrimas, generando preocupación entre compañeros y rivales.
La lesión de “Pipe” Ramis
En medio de la incertidumbre sobre su futuro deportivo, el propio Victorio Ramis compartió un mensaje que resonó por su humildad y determinación: “Sé que no soy de los mejores jugadores, pero juro que siempre doy todo lo que tengo Gracias a todos por los mensajes y les prometo que volveré con todo”.
Esta frase, lejos de ser una declaración de derrota, se erige como un testimonio de su compromiso y entrega, valores que trascienden la etiqueta de ser o no el “mejor”.
A pesar del duro golpe anímico y físico (Ramis sufrió una fractura en el tobillo izquierdo), la respuesta de Ramis refleja una profunda honestidad consigo mismo y un fuerte espíritu de lucha.
Tanto su actual club, Independiente Rivadavia, que lo llamó “Caudillo” y confió en su pronto regreso, como su ex equipo, Talleres, que le expresó su apoyo incondicional, destacaron su valía y le desearon una pronta recuperación.
Incluso el propio Ramis manifestó su anhelo de volver a vestir los colores de Talleres en algún momento.
La lesión de Ramis, calificada como “durísima”, ocurrió en el inicio del segundo tiempo, tras una disputa de balón con Nardoni que resultó en la fractura de su tobillo.
El incidente generó tensión en el campo, con reclamos de Sebastián Villa hacia el jugador de Racing.
Sin embargo, más allá de la polémica del momento, lo que perdura es la imagen de un jugador vulnerable pero resiliente.
La comunidad futbolística espera con ansias su recuperación, reconociendo en sus palabras una genuina pasión por el fútbol.