Justo en la semana previa a un esperado encuentro entre Instituto y River (este sábado a las 21 en el Kempes), un futbolista que pasó por ambos clubes decidió colgar los botines.
Y es un jugador que tiene un detalle especial en su carrera: logró ascender con la Gloria en la temporada 2022 de la Primera Nacional.
Si bien es cierto que no tuvo un papel protagónico en aquel equipo de Lucas Bovaglio, fue parte y tendrá para siempre esa “estrellita” en su legajo.
Se trata de volante central Joaquín Arzura, quien comunicó en sus redes sociales que su carrera como jugador llegaba a su fin.
Oriundo de Campana, en Buenos Aires, arrancó su carrera en Villa Dálmine y también en este equipo terminaría su historia como jugador.

En el medio pasaría por Tigre, donde mostró su mejor versión, River, Osasuna y Almería de España, Nacional de Uruguay, Huracán, Panetolikos de Grecia, Independiente Rivadavia, Quilmes y el ascenso italiano.
“Hoy decido ponerle un punto final a mi etapa de futbolista profesional. Está claro que no fue una decisión fácil y no hay palabras que resuman todo lo vivido. Fueron muchos años de entrega, compromiso, dedicación y dejar muchas cosas de lado por el sueño de jugar en primera división”, escribió en sus redes Arzura.
Y prosiguió: “Me despido feliz, orgulloso del camino recorrido y de tantas experiencias vividas. Pude cumplir muchísimos sueños, incluso más de los que soñaba de chico. Gracias a todos los clubes que me abrieron las puertas. No quiero dejar de hacer una mención especial a Tigre, club que me formó y me dió la primera oportunidad en el fútbol profesional. Quiero agradecer a todos los compañeros con los que tuve la suerte de entrenar cada mañana y luchar en cada partido, muchos de los cuales, se convirtieron en grandes amigos. El fútbol seguirá siendo el motor de mi vida, pero esta vez desde otro lugar”.
Finalmente, agradeció a la gente que siempre estuvo cerca suyo: “Mamá, gracias por llevarme siempre a todos lados y acompañarme a cada cancha sin importar hora, lugar ni clima. Sin vos nada de esto hubiera sido posible. También a mis hermanas, Agus y Flopi, mis primeras hinchas, a vos male por bancarme en todas, y ahora a nuestro pequeño Felix. Papá, sé que allá, desde donde estás, estuviste guiándome siempre. El fútbol fue, es y será el sueño de aquel Joaquin que lo único que hacía era patear una pelota en el patio de su casa. ¡Gracias a todos!“.