¿Se imaginan a una persona que haya logrado lo máximo en su ámbito laboral, y que ese día sea objeto de un abuso de su jefe frente a millones de personas? ¿Se imaginan sufrir violencia laboral, que quede grabada en video y que ese jefe no sólo la niegue, sino que encima culpe de lo sucedido a la víctima?
Todo eso le pasó a la futbolista española Jennifer Hermoso, segundos después de haberse coronado por primera vez campeona en el torneo de Australia y Nueva Zelanda. Su superior es Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), quien sin consentimiento le dio un beso en la boca en la ceremonia de entrega de medallas.
Rubiales opacó uno de los momentos más importantes del deporte femenino con un acto de abuso de poder, frente a una subordinada que estaba viviendo el mejor día de su vida. Y luego, en un discurso público, dijo que había sido un “pico”, un “beso consentido y eufórico”, por el cual no era necesaria “tanta cacería”. “No voy a dimitir”, gritó tres veces frente a dirigentes y colegas que lo aplaudieron.
La condena pública fue masiva, bajo el lema #SeAcabó, y durante días no se habló de otra cosa que del beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso, en vez de la gesta histórica de un grupo de mujeres que debieron conquistar muchas luchas antes de convertirse en campeonas del mundo. Mientras miembros del Gobierno, deportistas, artistas, y personajes influyentes pedían la salida inmediata de Rubiales, la RFEF difundía imágenes que intentaban desacreditar la versión de Hermoso, quien se sintió “víctima de una agresión” tras un beso “sin ningún tipo de consentimiento”.
Durante la transmisión de TV, se pudo ver parcialmente lo sucedido, aunque las cámaras captaron perfectamente el beso de Rubiales. Luego, a través de videos difundidos por gente que estuvo en el estadio, la versión del dirigente se cae rápidamente.
“Ella fue la que me subió en brazos y la que me acercó a su cuerpo, nos abrazamos”, contó en su relato Rubiales. “Yo le dije: ‘¿Un piquito?’. Y ella me dijo: ‘Vale’”, agregó sobre una conversación que, según allegados, nunca sucedió.
Rubiales y un pasado conflictivo
El presidente de la RFEF asumió en 2018, después de haber estado siete años al frente de la Asociación de Futbolistas Españoles, que representa los intereses de jugadores y jugadoras. Apenas asumió, tomó la decisión de echar al DT del equipo masculino, cuando estaba a punto de disputarse un Mundial, por haber arreglado trabajar en el Real Madrid. También fue investigado por hacer acuerdos con el entonces jugador del Barcelona Gerard Piqué, quien a través de su empresa, Kosmos, llevaron la Supercopa Española a Arabia Saudita.
Pero sin dudas el conflicto que desencadenó todo lo que sucedió con Jenni Hermoso fue la renuncia de 15 jugadoras en los meses previos a la Copa del Mundo. Algunas de las futbolistas, lideradas por las capitanas, reclamaron la salida del técnico Jorge Vilda al considerar que había un “estancamiento” en los resultados. Además, las deportistas cuestionaron la clara distinción de trato entre titulares y suplentes y la baja calidad de los entrenamientos.
Ante esto, la RFEF emitió un comunicado en el que señaló que no iba a permitir “que las jugadoras cuestionen la continuidad del seleccionador nacional, pues tomar esas decisiones no entra dentro de sus competencias”. Además, hizo hincapié en que no iba a “admitir ningún tipo de presión por parte de ninguna jugadora a la hora de adoptar medidas de ámbito deportivo”. Tres de ellas regresaron y el resto –algunas dispuestas a volver– no fue convocado para el torneo que finalizaría con el título.
Pero, tras lo sucedido con Jenni Hermoso, hubo otra mujer que ya había denunciado a Rubiales en el pasado, por presunto acoso y humillación mientras hace una década ambos trabajaban en la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). Se trata de la gerenta del sindicato Futbolistas ON, Tamara Ramos. “Ahora es más fácil que me crean”, declaró hace unos días.
“No me sorprende en absoluto, más que nada porque lo conozco desde hace muchísimos años y lo he sufrido. Lo que sí me ha sorprendido es que por fin lo hiciera en público”, remarcó.
Tras su posición de no renunciar al cargo de presidente de la RFEF, la comisión sisciplinaria de la Fifa decidió la “suspensión provisional” de Rubiales “de toda actividad relacionada con el fútbol a nivel nacional e internacional”. Esta suspensión, que se hizo efectiva el 24 de agosto, se extiende por un período inicial de 90 días y mientras se tramita el procedimiento disciplinario abierto por la comisión disciplinaria contra el dirigente.
#SeAcabo
