No se trata de otra cosa que de una nueva gran oportunidad. Talleres estará otra vez en el primer plano, cuando el miércoles dispute ante River Plate la Supercopa Internacional, una reciente estrella que pone en juego la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) con el aval de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol).
En realidad, este partido único luce demorado ya que debió jugarse en la temporada anterior, luego de que en 2023 el equipo de Núñez ganara el Trofeo de Campeones y sumara más unidades en el año, mientras que Talleres accedió a esta final por ser el segundo equipo con más puntos en esa temporada.
El alcance internacional del partido lo dará el escenario, ya que se disputará en el estadio La Olla, en Asunción del Paraguay. Lo protagonizarán dos equipos que necesitan levantar este trofeo para mejorar sus realidades. Sin tener en cuenta los resultados de este fin de semana y su lugar en la Copa de la Liga, River Plate y Talleres no han mostrado una propuesta regular y consistente, atractiva al punto de entusiasmar a sus hinchas. Los de Núñez, protagonistas del grupo B del actual torneo, con inversiones multimillonarias y con el plantel más jerarquizado del fútbol argentino, ha sido más efectivo en el área que vistoso en el resto del campo; su propuesta ha estado muy alejada del juego bonito que caracterizó el primer ciclo como entrenador de Marcelo Gallardo.
Talleres, se sabe, plantea el interrogante sobre cuándo empezará a mostrar la solidez colectiva que lo llevó a protagonizar este partido definitorio. En aquel entonces, la presencia del paraguayo Ramón Sosa era determinante y el andar del equipo más equilibrado.
Desde finales de enero y hasta estos días, los hombres de Alexander Medina se han expresado a través de una defensa endeble y de un ataque poco eficaz, motivos que lo han llevado a sufrir mucho en su área y a generar peligro sin contundencia en la de sus adversarios. Esa quizá sea la mejor explicación para comprender sus pocos puntos en el certamen y su posición alejada de los líderes en el certamen.
Aun teniendo en cuenta lo señalado, debe contemplarse cómo se define el partido. Serán 90 minutos, más un alargue de 30. En caso de igualdad habrá definición por penales. Este modo de definición, tan propia de la “gestión” Tapia, no admite deslices y aumenta las chances de quien de antemano aparece con menos posibilidad de ganar.
Gallardo, para este encuentro, pondrá lo mejor de su numeroso plantel y tratará de evitar sorpresas. Sin embargo, ¿qué sería del trámite si un Talleres ordenado, audaz e incisivo pone en la mesa todas sus fichas decidido a patear el tablero? ¿Qué sucedería si River repite algunas de sus últimas actuaciones en las que ha insinuado mucho más de lo que ha concretado? ¿Hay espacio para una “sorpresa”? ¿Hay margen para la ilusión?
Jugadores e hinchas se unieron el jueves pasado en barrio Jardín en un simbólico encuentro que podría materializarse en una actitud ganadora, la que podría llevar a la institución a su segunda estrella.
Talleres está otra vez cerca de la gloria. La Supercopa Internacional es para su comunidad una nueva oportunidad para llegar a la cima, ondear su bandera azul y blanca y mostrar su pecho más dorado.