Guido Herrera; Gastón Benavídez, Matías Catalán, Juan Gabriel Rodríguez y Miguel Navarro; Ulises Ortegoza y Marcos Portillo; Rubén Botta; Ramiro Ruíz Rodríguez, Federico Girotti y Ramón Sosa.
Este 11 quizá haya sido el que más se ha repetido en los 22 partidos que Talleres jugó este año entre Copa de la Liga Profesional, Argentina, Libertadores y Liga Profesional. Podría hasta tratarse de un ideal, ¿por qué no? Con la mayoría, la “T” fue puntero, pero quedó eliminado de la Copa de la Liga Profesional y sostuvo el protagonismo en el torneo Conmebol al clasificarse en forma anticipada a octavos siendo líder a falta de una fecha del Grupo B. De la misma manera, se mostró en el inicio de la Liga (dos ganados en dos fechas), antes en la clasificación a 16avos del certamen federal y prontamente tendrá que demostrarlo cuando juegue la final de la Supercopa Internacional ante River.
A ese 11 podrían sumarse Juan Portillo y Lucas Suárez, hoy titulares ante la indisposición, más Ruiz Rodríguez (entró por lesión de Ramón Sosa y le hizo un gol Sao Paulo) y el Juan Portilla de los primeros partidos en Talleres. Quizá, más atrás el Nahuel Bustos que volvió a Talleres.
A donde se busca pretende ir con la agrupación de estos nombres. A que todos, o casi, llegaron a Talleres y le dieron lo mejor de sus carreras. O están en ese camino como Kevin Mantilla, Matías Galarza, Bruno Barticciotto, salvo por alguna razón de fuerza mayor. Se puede sumar, en este grupo, al entrenador Walter Ribonetto, en sus primeros 22 juegos como DT.
Hubo un antes y un después en la carrera de cada uno. El Talleres de Fassi les ha ofrecido a cada uno, la estructura para poder desarrollar su potencialidad, algo necesario para alcanzar los niveles de entrenabilidad exigidos para poder ganar la competencia interna. Luego, la adaptación inicial para la integración a un equipo, que tiene desde que volvió a Primera un perfil de ataque.
El capitán Herrera llegó desde Defensores de Belgrano de Villa Ramallo en el Federal A, para convertirse en capitán de Talleres y aportante decisivo de un primer equipo que ya “no participa, compite”, como acuñó, en el plano nacional, federal e internacional. Gastón Benavídez se convirtió en un lateral que pasa al ataque que llegó al gol y asistió, superando lo hecho en Estudiantes de Río Cuarto y Arsenal.
Matías Catalán pasó a la selección de Chile con ese cambio de lateral a un zaguero con salida, proyección y... que convierte. Un efecto que también arrastró a Rodríguez, que siendo su compañero de zaga mejoró lo hecho en Defensa y Central.
De la misma manera, que saltará a esa misma selección Ulises Ortegoza (está en a preconvocatoria para Copa América). Por primera vez. O como ya fue Miguel Navarro (mantuvo su nivel para seguir siendo parte de Venezuela) o le tocó volver a Juan Portilla (cuatro asistencias y un gol para que retornara a la convocatoria con Colombia).
Ni hablar de Ramón Sosa, quien llegó siendo un delantero veloz y se convirtió en uno realmente decisivo (tiene siete goles y seis asistencias, participó en 13 de los 42 goles que tiene la “T”). Ese cambio también lo transformó y lo disfrutó Paraguay. Marcos Portillo llegó en silencio, ganó adentro y hoy quita como asiste (4) y convierte (4).
Qué decir de Botta: a los 34 años y con el descenso de Colón, llegó para ponerse la camiseta y ser el conductor de Talleres en todos los frentes. Sin excusas.
Finalmente, Federico Girotti (24 años). En el primer paso por la “T” y más en este segundo. Superó lo hecho en River para convertirse en el goleador albiazul. Lleva ahora 9 tantos y en total 15, en 59 partidos con una asistencia. Opacó a alguien que era una referencia como Bustos, siendo que arrancó de atrás en esta vuelta.
Hay más firmas de las que Talleres necesita. Caso Gustavo Bou o el pibe Romero. Depende de ellos.
La línea seguirá estando, como desde hace años.
