Después de 11 años, Talleres desempolvará las urnas y las pondrá a disposición de los socios para designar al responsable de los destinos del club por los próximos cuatro años.
Andrés Fassi, quien buscará su tercera reelección, asumió por esa vía el 16 de noviembre de 2014, cuando los socios recuperaron el club después de 10 años de gerenciamiento y a partir de entonces renovó su mandato por orden de asambleas generales ordinarias, donde se le ratificó la confianza como titular de listas únicas. Ahora, en medio de un bajón deportivo infrecuente en su gestión, la pondrá a consideración de los socios.
En aquel acto comicial de 2014, Fassi se impuso ampliamente en la elección más participativa de la historia albiazul en 111 años de existencia. Con 1.406 socios votantes sobre un padrón 1.798, el actual presidente se consagró con su lista “Talleres Vuelve”, tras un contundente triunfo sobre “Talleres es de su Gente”, liderada por Jorge Lawson, por 1.099 votos contra apenas 307 de su adversario. En medio de la euforia, el candidato electo dejó una frase que anticipó el perfil de compromiso y de audacia: “Somos parte y no nos vamos más del club. Vamos a ser la envidia de clubes como River o Boca”.
Andrés Fassi presidente
Su asunción fue al mediodía del 2 de diciembre de 2014, cuando el juez Saúl Silvestre, en la sede de Tribunales, le entregó al “Zorro” el libro de actas, el balance y las llaves del club. Todo era festejo, pero enseguida aparecieron las primeras piedras en el camino.
Esa misma noche, en Mendoza, el equipo perdió 2-1 ante Gimnasia la final de ida por el ascenso a la B Nacional. Cuatro días más tarde, en el Kempes, la posibilidad de comenzar la gestión con una buena señal se apagó con una nueva derrota, esta vez por 1-0, lo que generó la ira de los 40 mil hinchas que habían llegado al estadio con ansias de ascenso. El naufragio parecía eterno.
Lo que vino después es historia reciente. El club tuvo un vertiginoso crecimiento deportivo e institucional que lo posicionó rápidamente en los primeros planos nacionales y devolviéndole a Talleres, incluso, la posibilidad de recuperar su actividad internacional y conseguir su primer título afista: la Supercopa Internacional.
Pero aquel celebrado éxito obtenido el 5 de marzo pasado en Asunción, dio paso al peor momento futbolístico de la era Fassi, la amenaza del descenso, acalorados cuestionamientos a la conducción y la generación de una oposición que hoy pretende discutirle el poder en las urnas.
Fassi tiene ahora ante sí un desafío doble: llegar a su cuarto mandato y, de paso, convertirse en el presidente con más años en ejercicio del cargo. Es que si es reelegido el 19 de octubre próximo y cumple con ese mandato, habrá permanecido en la presidencia por 15 años, superando así los 13 años, nueve meses y dos días de la gestión de Amadeo Nuccetelli, el dirigente con mayor estadía en la titularidad del club (del 2 de enero de 1974, hasta el 4 de octubre de 1987, cuando renunció).

A lo largo de su historia, Talleres se caracterizó por constantes períodos de alternancia en el poder, de los que solo se muestran como excepcionales los procesos de Nuccetelli y Fassi. Al margen de estos dos casos, la presidencia que le sigue en “longevidad” es la de Carlos Dossetti (seis años, tres meses y 27 días, entre 1998 y 2004).
Elecciones a la antigua
Entre Thomas Lawson y Cipriano Sánchez se encargaron de conducir los pasos iniciales del club. Si bien la mayoría de las fuentes consignan al inglés como primer presidente, existen también algunos documentos oficiales que le asignan ese honor al segundo. Lo concreto es que aquellas conformaciones de comisiones directivas se realizaban en asambleas ordinarias donde se acordaban los nombres y la distribución de los cargos en una sola reunión, a mano alzada.
El primer registro conocido de elecciones convocadas entre dos listas o más fue la del 29 de enero de 1922, realizada en el Cine Coliseo, frente a la estación de trenes de Alta Córdoba, con la participación de tres agrupaciones. Allí resultó elegido Enrique Guillaume, en un acto que, según los medios de la época, participó casi la totalidad de los asociados. ¿Multitudinarios? Ni por asomo. Hasta los años ’40, quienes estaban habilitados eran muy pocos y rara vez superaban los dos centenares.
Pero al margen de la cantidad, el entusiasmo era indiscutible, al igual que el apasionamiento para defender y contribuir a los colores del club hasta de manera irracional. Algo de eso debe haber pasado por la cabeza del socio Pablo Petrini, en 1941, quien se presentó como alternativa al oficialista Ángel Peralta. Concurrieron a votar 132 electores, de los cuales 128 le dieron el sufragio a Peralta, tres lo hicieron en blanco y apenas uno lo apoyó con su sobre (¿el de él?).
Eran épocas de renovaciones anuales, con candidatos que generalmente permanecían en el cargo una o dos temporadas, una tradición que se modificó con la llegada de Amadeo, quien con su revolucionario proyecto de un Talleres de cielos abiertos se quedó más de una década, con fructíferos resultados.
Una nueva bisagra de la historia llegó con Fassi, quien volvió a colocar de pie a Talleres después de la quiebra. Durante una década, a resguardo de sus éxitos deportivos e institucionales, el exdirigente del Pachuca no tuvo mayores voces opositoras.
Pero todo tiene su tiempo. Hoy la agenda lo pone ante un escenario inédito: el de tener que revalidar su gestión ante otra alternativa de poder. El socio tiene la palabra.