Siempre soñó en grande y con metas desafiantes. Talleres nunca resignó o limitó su protagonismo al ámbito local o de cabotaje. Bien podría decirse que desde que vio la luz, en 1913, el club persiguió hacer suyos los versos de José Hernández que rezan aquello de ser “toro en mi rodeo y torazo en rodeo ajeno”.
Y eso que lo gauchesco no era lo que más identificaba a la “T” en su período de gestación. De hecho, la constitución de la entidad se produjo después de un intenso debate bilingüe, en inglés y en español, encabezado por el primer presidente de la entidad, Thomas Lawson, quien había nacido, como varios de sus colegas miembros de comisión directiva, en Gran Bretaña.
Tal vez por ello, los albiazules contaron desde siempre entre sus objetivos prioritarios la competencia entre naciones. Había que salir y sacar pecho lejos de casa. Así es que este jueves Talleres afrontará su cuarta participación en Copa Libertadores, cuando debute ante uno de los gigantes del continente, el Sāo Paulo, un rival con el cual ya chocó cuatro veces y al que no le dejó marcar un solo gol: hubo tres empates 0-0 y un triunfo albiazul 2-0.
El máximo certamen del continente fue el sueño frustrado de los años dorados conducidos por Amadeo Nuccetelli. Una cuenta que “el Pelado” no pudo saldar a pesar de los quilates de un plantel lujoso. Pero tras cristalizar ese anhelo en 2002, ya con Carlos Dossetti en la presidencia, la actual gestión parece estar empeñada en familiarizarse con la Libertadores: la que iniciará ahora será su tercera intervención en seis años bajo la era Fassi.
Fútbol con pasaporte
Talleres es, por lejos, el club cordobés con mayor presencia ante rivales extranjeros y el que más veces armó las valijas para emprender una gira por el mundo. Es un embajador del fútbol de La Docta. Los datos son contundentes y lo reafirman: el jueves, ante los brasileños, los albiazules rubricarán su partido internacional número 148, triplicando a su más inmediato perseguidor, Belgrano, que suma sólo 54 encuentros en tal carácter.
Y si bien el Pirata le “arrebató” el derecho de poder presumir por ser el primero en jugar un partido de carácter binacional –ambos jugaron ante la selección de Paraguay en 1922, pero la “B” lo hizo tres días antes–, los albiazules marcaron el rumbo en varios otros rubros.
Talleres fue el primer club cordobés en realizar una gira al extranjero (1923, a Chile), también se convirtió en pionero de salir del continente (1976, a África) y en presentarse en Europa (1978, en España). Por si fuera poco, al ganar la Conmebol ‘99, cuenta con una estrella oficial internacional, logro que sólo alcanzó Racing, ganador en Corea de la Copa Presidente (1981), haciendo la salvedad de que esta fue organizada por una asociación nacional y no una continental, como ocurrió con la Conmebol, fiscalizada por la CSF.
Con su participación en la Copa Libertadores 2024, Talleres se sostiene como el club mediterráneo de mayor presencia en certámenes internacionales (siete), aventajando a Belgrano, que ahora suma cinco (una Copa Béccar Varela 1934 y cuatro Sudamericanas).
Su periplo internacional dejó, además, otras lecturas: enfrentó a 13 selecciones nacionales (sin contabilizar a la de nuestro país, con la que jugó cuatro veces), equipos de 28 nacionalidades diferentes y de cinco de las seis confederaciones mundiales (sólo excluye la de Oceanía). En total, Talleres suma 147 partidos de carácter internacional, con 55 victorias, 44 empates y 48 derrotas.
Conmebol ‘99, un hito inolvidable
Cuando en 1999 Talleres se ofreció para cubrir una vacante de la octava Copa Conmebol, pocos entendían cuál era el sentido de participar en un torneo al que muchos restaban importancia y que ya estaba herido de muerte.
En efecto, aquella edición que hasta entonces exhibía cinco campeones brasileños y dos argentinos, ya tenía fecha de caducidad. El aumento de clubes para la Libertadores y la creación de la Copa Mercosur habían reclutado gran parte de los clubes sudamericanos y no dejaba mayor margen para otro trofeo.
Sin embargo, Talleres apostó a sumar un “poroto” a su perfil internacional y la jugada le terminó por salir redonda.
Después de superar a Independiente Petrolero de Bolivia, Paraná de Brasil y Deportes Concepción de Chile, el último escalón a la gloria fue Sportivo Alagoano de Brasil. Tras caer 4-2 en la ida, la alegría llegó el 8 de diciembre de 1999, cuando Julián Maidana conectó una pelota al fondo del arco brasileño en la última jugada del partido para establecer el 3-0 final.
Dos años más tarde, la clasificación a la Copa Mercosur revivió la euforia de la competencia internacional y se dio algunos lujos. Jugó en el Morumbí contra el São Paulo de Kaká (empate 0-0), venció 3-1 a Peñarol en el mismísimo Centenario de Montevideo y alcanzó la segunda ronda, donde fue eliminado por Gremio.
Al año siguiente, lo que no pudo cristalizar el fabuloso equipo de los ‘70 lo hizo el que condujo Juan José López en la temporada 2000/01: clasificar a la Copa Libertadores 2002.
Era ese un equipo con aspiraciones que había peleado el título del Apertura, pero cuando llegó la hora de comenzar la competencia continental, ocho meses después, el cuadro ya no era el mismo.
Bajo la conducción de Mario Ballarino, no logró superar la ronda de grupos en una zona en la que quedó emparejado junto al América de México, Tuluá de Colombia y River Plate.
Después vinieron el abismo y los años más oscuros hasta que comenzó la reconstrucción bajo la actual gestión. En 2019, regresó a la Libertadores y concretó el reencuentro largamente esperado y que repitió en 2022, amén de otro pasaje internacional en la Sudamericana 2021.
Ya consolidado como protagonista en el ámbito nacional a pesar de la ausencia de un título que ratifique su gran momento, es el turno de crecer fronteras afuera. Y São Paulo será el primer escalón.
