Talleres sigue perdido en el campeonato. Mejora de a ratos su imagen, intenta construir juego por momentos pero, después, se desploma dentro de un mismo partido.
Ayer le pasó en el Bajo Flores, porque logró estar cerca de doblegar a su rival, en este caso a Deportivo Riestra, con vértigo y juego, pero terminó peleando el partido y empatando 0-0 en el marco de la séptima fecha.
Apenas 5 puntos en seis partidos; es como escaso para un equipo con pretensiones. Un conjunto que se armó, al menos desde la retórica, para ser protagonista. Pero el correr de las fechas lo van exponiendo a su falta de peso en ataque y a su permanente ir y venir dentro de los partidos. Tanto, que concluyó igualando con el “Malevo”, que fue más “malevo” que nunca en el torneo, ya que el cambio de entrenador (Benítez se hizo cargo del puesto dejado por Fabbiani) lo hizo entrar con un esquema no apto para su estilo de juego y le regaló al cordobés casi todo el primer parcial.
Este equipo de Medina tiene momentos de lucidez y descontrol casi de manera intensa y continua. Porque, cuando la pelota pasó por Botta o por Depietri, se manejó bien, se llegó y hasta quedó en más de una oportunidad en chance de anotar, pero de repente cambió de rumbo y el “10″ se metió en la fricción para perder más que ganar, mientras que el punta tomó malas decisiones en jugadas puntuales y que pedían otra resolución.
El local es un equipo armado y construido desde sus cimientos para aguantar y pelear los partidos: mucho de pierna fuerte, nada de dar por perdida una pelota antes de tiempo y fundamentalmente dar batalla en cada metro cuadrado para intentar una contra que facture exitosamente y pueda transformarse en jugada de gol. Ayer no le fue sencillo y hasta terminó satisfecho con el empate.
Arqueros en acción
Ignacio Arce fue una muralla para Talleres cuando mejor jugó el de barrio Jardín. Porque la visita supo llegar por las bandas, pero siempre aparecieron los brazos o las piernas del “1″ para evitar que se adelantara la “T”, a pesar de merecerlo.
Cuando el partido superó la media hora, Riestra se reordenó en el medio y el fondo, porque el ingreso de Ramírez fue para rearmar la línea de cinco, le quitó espacios a Botta y Depietri, lo obligó al visitante a tratar de circular más con el balón y comenzó a pelearlo en el medio para sorprender en más de una oportunidad. Céliz fue el abanderado de la levantada y Guido Herrera entró en acción con un par de pelotas neutralizadas para sostener el cero.
Segunda parte
En el segundo tiempo se batalló desde el inicio: hubo golpes, algunas jugadas confusas, mucho de discutir y poquito de jugar.
Riestra estuvo en el terreno que mejor le sienta, el de la batalla, que le dio pelotas detenidas que intentó conectar de aire, sin éxito por cierto, pero como su única arma de ataque.
Y, de a poco, fue otra vez la “T” el que manejó el trámite del partido. Rick y Bebelo se pararon por derecha y buscaron romper por la banda el cerrojo local. Siempre les faltó a los dos la puntada final que resolviera el juego en favor del mejor.
Sobre los 29, Rodríguez la perdió, Bravo la ganó y cayó en el área. Aquellos penales sancionados en otros tiempos en favor de Riestra hicieron creer lo peor, pero Echenique y el VAR no hicieron caso a la falta y el penal quedó en una anécdota.
Talleres arrinconó a su adversario, pero no pudo generar situaciones claras para quedarse con los tres puntos que lo reordenen en el torneo. Es que la extraña posición 11 en una tabla de 15 equipos es no menos que incómoda.