No pudo ganar, que era lo que necesitaba como el pan, pero al menos mejoró la triste imagen que dejó frente a Armenio, en la Copa Argentina.
El 0 a 0 con que Talleres terminó de completar este sábado en el Malvinas Argentinas el partido suspendido en febrero contra Godoy Cruz, en Mendoza, se torna insuficiente por el resultado, aunque, para encontrarle un lado positivo, al menos le permitió emerger del pozo en el que pareció ahogarse el miércoles.
De los dos, y con más énfasis en los primeros 23 minutos de los 45 que se jugaron, fue el que quiso, lo buscó y estuvo más cerca de conseguir el triunfo. Asumió que el partido era cortito, pero que tenía que salir a poner el pecho para ganarlo. Por eso, en una movida que se veía venir y que se imponía, Emanuel Reynoso fue desde el arranque por Botta, para intentar, a partir de un juego más lúcido, tratar de llegar al gol.
En el PT, “Bebelo” estuvo todo lo activo que no pudo en el segundo. Lo asistió a Tarragona en una clara, metió una linda pared con Rick, que casi termina en la red, y por su creatividad la “T” se puso a tiro de marcar. Pero, como en lo que va de todo este torneo, el equipo del “Cacique” careció de efectividad y del toque final.
Talleres ejerció una superioridad que no pudo plasmarse en el marcador, como merecía. Sólo en los cinco minutos finales el Tomba se animó y llevó algo de peligro al arco de Guido.
Los segundos 22 minutos encontraron mejor parado al local, que logró equilibrar las acciones y discutirle “el chico” al Matador, a partir de un mejor posicionamiento en el medio y de tomar mejor las marcas de “Bebelo” y Ortegoza.
Fue poco el tiempo disponible para intentarlo pero lo suficiente como para que, al comienzo, Nazareno Arasa le anulara bien un gol a Depietri por una falta en ataque y para que, cuando Medina ya había decidido los ingresos de Botta, Palacios y Girotti por Reynoso, Depietri y Tarragona, Petroli lograra manotear arriba un claro remate de gol de Botta, desde afuera.
Otra vez quedó la misma sensación de siempre: que el equipo mereció más, pero que no encuentra los caminos, las ideas ni las variantes como para que la pelotita entre en el arco rival. Un déficit que ya parece estructural en la “T” en este torneo y que pudo saldar con sus goles contra Armenio, pero en un torneo distinto y en el que ya quedó eliminado.
Cómo superar esa falta de gol continúa siendo la asignatura pendiente para un equipo al que cada vez más se le acorta el margen y al que Belgrano lo espera en una semana más, en Alberdi, para un clásico que otra vez se las trae y que Talleres no puede perder, si no quiere que la noche se convierta en más oscura de lo que se tornó tras el papelón contra Armenio.
Este sábado no ganó, pero al menos pudo ver algo de luz al final del túnel.