Sin lugar a dudas, Boca cerró su participación en el Mundial de Clubes de la peor manera: no solo quedó eliminado, sino que además dejó una imagen para el olvido tras empatar 1-1 frente al Auckland City, un equipo semiprofesional de Nueva Zelanda.
El equipo de Miguel Ángel Russo había arrancado en ventaja gracias a un gol en contra de Nathan Garrow, el arquero rival. Pero lo peor llegó a los 7 minutos del segundo tiempo, cuando los neozelandeses lograron el empate. Christian Gray se anticipó a la defensa, metió un cabezazo letal que dejó sin reacción a Agustín Marchesín y marcó el primer gol del Auckland en el torneo, además de darle su primer punto.
El resultado es un verdadero golpe para el Xeneize: el Auckland venía de comerse 10 goles frente al Bayern Múnich y 6 contra el Benfica, pero Boca no logró imponerse. Para colmo, el autor del empate ni siquiera es futbolista profesional.
Gray, emocionado, celebró el histórico empate: “Es surrealista. Lo más grande es hacer feliz al club. Es un camino largo y duro”, expresó tras el partido. “Por supuesto que es el momento más importante de mi carrera. Significa mucho para el club. Somos un club muy chico. Estoy muy feliz porque nos merecíamos esto”, agregó.
¿Quién es Christian Gray, el amateur que le amargó la noche a Boca?
El gol que le dio la vuelta al mundo lo convirtió un jugador que, además de futbolista, trabaja como profesor de Educación Física en la Auckland Grammar School y en la Mount Roskill High School. De hecho, Gray pidió una licencia de 25 días en su trabajo para poder disputar el Mundial de Clubes.
Hijo de Rodger Gray, ex capitán de la selección de Nueva Zelanda, Christian llegó al Auckland City en 2022. Desde entonces suma 70 partidos y 4 goles, aunque ninguno tan recordado como el que le marcó al Xeneize.
