“Tenemos gorra, camisetas, entradas y fernet, ustedes elijan”. La indisimulable tonada cordobesa una vez más copaba la escena como en cualquier lugar del mundo donde juegue la selección argentina, y en este caso, el emblemático Time Square Garden en Manhattan, en la intersección de Broadway y la séptima avenida, fue la nueva conquista.
Acoplando tres mesas de plástico y cuatro sillas de esas de hierro que se utilizan en los bares al aire libre, el gran Alejandro Zurita, más conocido como “Locón”, otra vez hizo de las suyas, en su habilidad de polirubro.
Mientras el banderazo se desarrollaba bajo los húmedos 34 grados de temperatura de Nueva York, este hombre con su musculosa de Talleres y acompañado de su mujer, comenzó a darle pie a su “distribuidora” que incluye varios artículos y servicios para el hincha argentino en el exterior.
“Venimos haciendo esto desde Sudáfrica 2010. Llegamos el 18 de junio a Atlanta, seguimos a todos lados a Messi y a la Selección. Somos un grupo grande, no paramos más, te juro”, cuenta “Locón” mientras anota en un cuaderno las ventas realizadas, bien al estilo almacenero analógico.
“Las camisetas de Argentina no se negocian, vale 40 dólares. Fernet a 40 dólares, y hay promos por cigarrillos: un atado por 10 dólares, dos por 15 y tres por 20″, agrega el apasionado emprendedor. El gorrito sale a dos por 30 dólares.
“El secreto es esperar, se consiguen a último momento, más barata. Hacemos de todo, hasta acompañamiento a hinchas de otros países. Tenemos el privilegio de haber estado con todo el grupo entre los 88 mil testigos de Messi campeón del mundo en Qatar”, relata Zurita.
Sobre el público y el mercado, fue bien específico. “El norteamericano no entiende. Y no compra nada, muy rara vez. El argentino te la pichulea, por eso metemos las promos. Los que más nos compran son los latinos, los guatemaltecos, mexicanos, se copan con las cosas raras que tenemos y no escatiman la billetera”.
“Locón, ¿Sos vos? Yo te escribí temprano, soy Federico, de Buenos Aires”, interrumpe un hombre pelado con dos de sus hijos, ambos con camisetas albicelestes. “AH no te conté, también rentamos un colectivo a la cancha, por 40 dólares. Se van prendiendo de todos lados, no sabés”, finaliza contando Zurita, un mercader que ata todo con alambre con tal de ver a Messi y a la Selección. Acompañan al núcleo Leo Frías, Diego Bollo, Mariano de Las Varillas, Danilo, entre los principales referentes.
De todas maneras, el paisaje en Times Square fue una condensación de amor y pasión. Medios estadounidenses se acercaron para ilustrar la manifestación, sin entender demasiado. Incluso apareció el hincha más famoso del lejano oriente: el gran Akiro, japonés de nacimiento, argentino de corazón, quien desde Rusia 2018 acompaña a Argentina en todos los torneos.
Fanático de River y de “Pity Martínez”, entona las canciones tradicionales de la tribuna con un lenguaje bastante entendible para su origen. “Vamos Argentina, sabés que yo te quiero” canta a toda garganta, mientras exhibe una bandera en homenaje al cordobés Julián Álvarez y otra con caracteres japoneses, en celeste y blanco. Claro, habló por todos los medios y a medida que su cara se iba transformando en rojo, tomaba agua para luego volver a sumarse a la caravana.
“El que no salta, es un inglés” y “Dale campeón” fueron algunos de los tantos hits que los argentinos entonaron a los gritos. Camisetas de Belgrano, Talleres, Instituto y Racing le dieron color al paisaje en Time Square, donde incluso cuenta que hubo más gente que el banderazo anterior, en la previa ante Chile: los cálculos hablaban de casi dos mil argentinos o más en la calurosa tarde de Manhattan. Estuvieron Federico de Ruta 20, hincha de Belgrano, más Diego “Korol” López, fana de Talleres. Colores antagónicos unidos por el amor a la Selección.
También hubo lugar para canadienses. Frank, de Toronto, era el único en siete cuadras a la redonda que posaron con la camiseta roja de la hoja de nogal en el corazón. “Para nosotros enfrentar a Argentina es toda una experiencia, es un honor. Vamos a tratar de bloquearlo como hicimos con los venezolanos. Pero a decir verdad, no me tengo mucha fe, es un sueño ver a Messi también”, contó con su mezclado español con francés idiomático.
A metros del banderazo, New York tenía su ritmo de siempre: hubo una manifestación de ucranianos buscando poner fin a la invasión rusa en su país, un show de descendientes afros que con música de rap, adornaban el paisaje con saltos casi olímpicos, con voluntarios agachados de presas y hasta carteles en apoyo al colectivo Trans y LGBT.
Unas mujeres de Guinea bailaban al ritmo africano desde una esquina mientras un niño norteamericano, atónito, le preguntaba a su madre si Messi iba a estar presente en el banderazo. “Messi is here, Mom?”. La pregunta causó gracia por la inocencia, pero la ilusión nunca se pierde cuando la pasión es grande. A metros de esa combustión de gente, se anuncia el musical de Aladín en Broadway y el show de Billy Joel en Madison Square Garden, para la semana que viene.
Un verdadero abanico inclusivo de mensajes y sensaciones se sintió en Nueva York, con un Time Square más cosmopolita que nunca, en medio de bombos, tambores, aplausos, sirenas de la policía, bomberos y música de boliches de los bares cercanos. Pero toda ese energía fue absorbida por el banderazo del pueblo argentino, que busca hoy el pasaje a la final de la Copa América.
* Federico Jelic, enviado especial de Radio Mitre Córdoba a la Copa América EE.UU. 2024.
