La derrota fue un golpe duro en el corazón del hincha de Belgrano, pero en un equipo en el que no hubo un funcionamiento parejo, perder es una opción más dentro del juego.
Inicio sin pelota. El arranque del partido mostró a Belgrano sin la posibilidad de controlar el balón, fue perdiendo juego y terminó metido contra su sector sin saber por donde pasaba la llave para romper el cerrojo de Racing. Cardozo sostuvo su arco en cero y apenas generó un remate de media como toda acción de ataque.
Empuje y derrota. Cuando Racing se puso en ventaja en el inicio del complemento, hubo un momento de ida y vuelta que los caños devolvieron los intentos de ambos lados. Después se acomodó la visita y dejó que las ganas del Pirata le ganaran a las ideas de juego. Y fue el momento de falla sobre falla cuando las decisiones se tomaron de la manera más incorrecta.
Sin juego. Los que tienen la responsabilidad de generar del medio hacia adelante no aparecieron en el terreno. El Chino Zelarayán falló en la conducción, a Uvita Fernández se lo ve incómodo y sin peso en el ataque, Jara terminó peleando más que buscando una chance de acomodarse mejor. A todo esto se le sumó que Longo estuvo en una de sus peores noches y la pelota jamás se jugó con precisión, sino dividiéndola siempre.
Empuje sobre ideas. Cuando La Academia se refugió y lo dejó que manejara la pelota, no encontró los caminos para juntar pases y tratar de romper por las bandas. No hubo claridad. El ingreso de Ulises Sánchez le aportó un poco de manejo, pero sin el “10” en su mejor versión y con Passerini perdiendo mucho en el mano a mano, se le hizo complicado y se quedó con las manos vacías.