Su exiguo 1,60 metro de altura contraponía a la inmensidad de su corazón y entrega en el campo de juego. José María Suárez no atemorizaba con su envergadura, pero sus rivales comprendían cabalmente que a la hora de encararlo con la pelota al pie, debían enfrentar a un gigante. “El Colorado”, fallecido ayer a los 72 años, logró destacarse y hacerse de un nombre dentro del fútbol nacional en un puesto poco afín a quedar en la gloria. Era marcador de punta con el espíritu de un “perro de presa”, la pelota no pasaba seguido debajo de la suela de sus botines, ni tampoco derrochaba habilidad en el manejo. Pero su actitud y voluntad para ir al frente suplió cualquier carencia y lo convirtió en ídolo y referente.
Unión Florida fue su cuna, Belgrano lo proyectó a los primeros planos nacionales y Boca Juniors lo consagró en el brillante ciclo de Juan Carlos Lorenzo, con el cual fue campeón intercontinental en Alemania. En la ciudad germana de Karlruhe, un épico 3-0 sobre el Borussia Moenchengladbach le dio a Boca su primer cetro mundialista, en un partido donde Suárez terminó de jugar con una costilla fisurada producto de un choque ante Berti Vogts.
![José María Suárez se destacó en Belgrano y en Boca. (Archivo de Gustavo Farías)](https://www.lavoz.com.ar/resizer/v2/N3ASMS5IAREY3DR3VUV437NFOQ.jpeg?auth=af085ce5ca6e9291cde10e971605f79049d893b32bbbb6e2739a6729eb1c5d95&width=1600&height=1131)
Las lesiones, en realidad, nunca lo hicieron desertar y parecían vitaminas para él: en 1971, el día de su debut en el Pirata ante Don Orione de Chaco, por el Nacional de Primera División, finalizó el encuentro con un brazo quebrado. Otro día, en una ardorosa final ante Instituto, recibió un balinazo en la pierna derecha y continuó jugando.
También actuó en la selección argentina que conducía César Menotti y se dio el gusto de dar una vuelta olímpica con los xeneizes en 1981, al lado de Diego Maradona. Su campaña con la azul y oro se prolongó hasta 1982, totalizando 134 partidos oficiales en ese club, y completó su trayectoria profesional con pasos por Nueva Chicago (1982, 7 partidos), Phoenix Inferno de Estados Unidos (1982-83) y Racing Club (1984, 17 partidos), cuando la Academia estuvo en Primera B.
Pero su identificación con Belgrano le llegó desde niño y comenzó antes de su llegada al club, en 1970, ya que en sus años juveniles se mezcló con la barra brava de los “Piratas”. Los sábados jugaba para Unión Florida -su primer equipo- y los domingos alentaba a los celestes desde el tablón.
Criado en el seno de una familia numerosa, vio la luz el 1º de febrero de 1952 en Villa Dolores. Ya radicado en Córdoba, “el Colorado” pasó los primeros años de su infancia en el barrio San Martín, donde para enojo de su madre, rompía sus zapatillas jugando al fútbol en la “placita de los burros”.
Desde el debut en Belgrano mostró su ímpetu para disputar cada pelota como si fuese la última, lo que muchas veces le valió retirarse de la cancha expulsado o con golpes de los adversarios. Vistió nada menos que 170 veces la camiseta celeste con la cual convirtió nueve goles.
“Goles hice muy pocos, pero del que se acuerdan todos es uno que marqué en contra”, le contaba a este periodista. “Fue una jugada terrorífica en cancha de Boca contra Atlético Tucumán. Pateó un delantero de ellos, la pelota me pegó en el muslo izquierdo y se elevó. Cuando caía, le pegué tan mal que se fue para atrás y se la clavé a la ‘Pantera’ Rodríguez. ¡Fue un golazo! Creo que fue el mejor gol que hice (risas). Otro gol bonito fue jugando para Belgrano una final contra Instituto. Hice un centro y la clavé en un ángulo. Después me pegaron un ladrillazo y me internaron con conmoción cerebral”, contaba siempre sin ocultar su sonrisa.
Tras su retiro de la actividad, condujo equipos de la Liga Cordobesa y nunca dejó de estar ligado al fútbol. Generoso con sus afectos, dejó varios de sus recuerdos en el Museo Provincial del Deporte del Estadio Mario Kempes, donde se exhiben un par de camisetas utilizadas en Belgrano, como así también la casaca de Boca de la final de la Libertadores ante el Cruzeiro (1977), además de algunos trofeos conseguidos con los Xeneizes.
![José María Suárez se destacó en Belgrano y en Boca. (Archivo de Gustavo Farías)](https://www.lavoz.com.ar/resizer/v2/PX5TJJCZOBDSVIVOPNRPHO3NFY.jpeg?auth=1f17e364af1a0b2d6b2a726df9ab426f40346a47f17aef8faf9fd085f7013698&width=1200&height=1600)
Con la partida del “Colorado” Suárez, a no dudarlo, se va un pedazo grande de historia de nuestro fútbol.
Sus restos son velados en una casa mortuoria de calle 27 de Abril 1028 (2° piso, sala G) hasta el sábado 8, a las 15 horas.