Con el correr de los días, siguen apareciendo versiones que arrojan más luz sobre el trágico accidente que le costó la vida a Diogo Jota, delantero del Liverpool, y a su hermano André Felipe Silva, ocurrido hace una semana en la autovía A-52, en Zamora, España, mientras viajaban a bordo de un Lamborghini.
Uno de los testigos clave, el camionero José Azevedo, brindó su testimonio al diario portugués Correio da Manhã. Según relató, se encontraba en la zona al momento del impacto y fue uno de los primeros en intentar ayudar: “Grabé el auto envuelto en llamas. Después me acerqué con un extintor, pero lamentablemente no se podía hacer nada”, contó con tristeza. “Tengo la conciencia tranquila. Intenté ayudar sin saber quiénes eran las personas que estaban adentro. Mi pésame a la familia”, agregó.
Azevedo también aprovechó para desmentir los rumores sobre una posible velocidad excesiva, una de las hipótesis que había manejado inicialmente la Guardia Civil de Zamora.
“Pasaron a mi lado súper tranquilos. Conduzco por esa carretera todos los días. He visto muchas locuras, pero ellos iban a ritmo moderado. La ruta es oscura, pero aún así pude distinguir perfectamente la marca y el color del auto”, explicó.
Su testimonio coincide con lo que habría declarado otro camionero, quien presuntamente fue testigo del momento en el que el Lamborghini perdió el control y derrapó, dato que podría cambiar el rumbo de la investigación.
El destino del viaje y un dato médico
Según trascendió, los hermanos se dirigían a Santander para abordar un ferry con destino a Inglaterra. La elección del viaje por tierra y mar no fue casual: Diogo Jota había sido recientemente operado de los pulmones y sus médicos le prohibieron volar, razón por la cual optaron por trasladarse en auto.
La investigación continúa, mientras el entorno del delantero luso y el mundo del fútbol siguen conmovidos. El caso sigue generando dudas y la familia de las víctimas espera respuestas claras y oficiales.