Belgrano todavía mastica la bronca por los puntos que se escaparon en Alberdi. El Pirata ganaba 1 a 0 ante Estudiantes de La Plata con un golazo de Nicolás “Uvita” Fernández que había encendido la ilusión de una noche perfecta, pero en la última jugada del partido el Pincha lo empató y dejó una sensación amarga.
Lo que más duele no es sólo el resultado: es la forma. Hubo una mano clara en la acción previa al tanto visitante y ni el árbitro Bryan Ferreyra ni el VAR la consideraron. La jugada, repetida hasta el cansancio en los celulares de los hinchas, fue el combustible de la furia pirata.
Puertas adentro, la bronca fue tan grande que hasta los más tranquilos alzaron la voz. Ricardo Zielinski, habitualmente medido, se quejó en conferencia de prensa. Y el arquero Thiago Cardozo también fue directo.
“El árbitro mismo nos decía que era mano pero no sancionable. Cómo va a ser no sancionable… si él no baja esa pelota con la mano no le hubiese quedado. Entonces no entiendo los criterios”, disparó el arquero, todavía con la rabia fresca.
“En otro momento no entendí por qué fueron al VAR cuando nos cobran un tiro libre y luego lo anulan. No sé, pero al final lo que termina incidiendo fue la última jugada. La realidad es que fue mano y da mucha bronca porque es el segundo partido seguido que nos pasa algo así.”
El arquero no sólo habló desde la indignación. También relató la jugada del empate, en la que terminó golpeado: “Tuve mala fortuna, me pegó la pelota en la cara en el gol de ellos. Hizo como un pinball y terminó entrando. Hasta esa mala fortuna tuvimos”.
En la mezcla de impotencia y resignación, Cardozo encontró algo de consuelo en el rendimiento del equipo: “Nosotros no estábamos cerca del gol, pero lo encontramos con ese golazo de Uvita. Después nos defendimos y es triste que se nos haya escapado de esa manera”.
La sensación que queda en Alberdi es la de una injusticia repetida. Belgrano jugó un partido con dientes apretados, golpeó cuando pudo y resistió como pudo, pero una decisión arbitral lo dejó sin premio.
“La bronca de atajarla y que después pegue en un compañero y entre... por algo pasan las cosas”, cerró Cardozo, intentando ponerle palabras al fastidio. Y enseguida miró hacia adelante: “Hay que redoblar esfuerzos e ir a La Bombonera a buscar puntos. Boca (el sábado a las 18) va a ser un partido difícil, pero son los encuentros que todos queremos jugar”.
Así, entre la indignación por la mano no cobrada y la necesidad de pasar la página, Belgrano se prepara para otro desafío enorme. Porque si algo quedó claro es que en Alberdi no hay resignación: hay rabia, orgullo y una convicción que sigue intacta.