Las cosas que suceden en las canchas de fútbol, donde se mezcla la pasión y la emoción, mucho tienen que ver con lo que se comparte en familia. Y esto le sucedió inesperadamente a un hincha de Talleres, en el último partido de local ante Rosario Central.
Andrés Maldonado fue como siempre a la platea Ardiles del Mario Alberto Kempes para ver al equipo de sus amores, dejando una butaca vacía a su lado, que hasta hace un año atrás pertenecía a su hijo Sebastián, quien se fue a Noruega por motivos laborales.
Y de repente, Sebastián decidió sorprender a su papá y le preguntó si esta butaca estaba ocupada. Andrés al principio no se dio cuenta de la situación y hasta utilizó su gorra para mostrar que ese asiento no podía ser ocupado.
Pero todo cambió cuando finalmente reconoció a Sebastián, todo fue emoción y ambos se fundieron en un abrazo. El partido encima les regaló un triunfazo de la “T” 4 a 1 ante el Canalla.
