Hay personas que trascienden su actividad, que marcan caminos y dejan huellas; que buscan su evolución para que quienes trabajan a su lado (o a su cargo) también evolucionen, crezcan y se desarrollen. Y una de esas personas es Sergio “Cachito” Vigil, el mentor de Las Leonas, el entrenador que llevó al seleccionado argentino femenino de hockey a la cúspide mundial, quien, lejos de sentarse a mirar lo que había conseguido junto con las jugadoras y su staff, siguió trabajando para y por el deporte.
Educador y formador, Vigil llegó a Córdoba para brindar una conferencia sobre motivación e inspiración, dos palabras que conoce bien y que siempre forman parte de su vocabulario. De la misma manera que entran en ese grupo “selecto” de palabras ser humano, sueños, confianza y procesos, entre otras. “Cachito” es una figura legendaria del deporte argentino y un hombre con sueños, y sueños grandes.
“El sueño más grande que tenía era que el hockey sea. Yo tuve la posibilidad de que un deporte como el hockey me reciba, y a partir de ese deporte tuve la posibilidad de jugar en la primera de mi club, en el seleccionado y hacer lo que más me gusta, que es entrenar, entrenar deportistas y seres humanos”, contó en su visita a La Voz el entrenador que formó parte del proceso en el que nacieron Las Leonas como tal. Y aseguró que su sueño grande era que al hockey le pasaran cosas que le pasaban al fútbol, al tenis, al rugby.
“Soñaba con que el hockey se jugara en cada lugar del país, que los que amábamos el hockey pudiéramos vivir relacionados con el hockey y que alguna vez viniese gente no solo del hockey, sino de muchos otros deportes, y que fuera una fiesta. Porque a mí lo que me transmitió el hockey fue familia, posibilidad, integración, me dio confianza, me permitió ser”, completó el exjugador del club Ciudad de Buenos Aires.
Apasionado y desde el corazón, su relato es coherente con sus acciones. Y fue por sus sueños, como el que el hockey argentino y de Sudamérica sea el mejor hockey que pueda ser. “Soñaba con ir a un Juego Olímpico, a un mundial, y lograr campeonatos mundiales, olímpicos, pero lo soñaba para el hockey”, confesó. Y trabajó para que esos sueños se hicieran realidad. Lo hizo con Las Leonas, con el seleccionado masculino de Argentina, y hoy es parte de ese sueño con Las Diablas de Chile.
Para Sergio Vigil, el deporte es una “universidad de vida” y se mantiene firme con sus convicciones y su manera de trabajar para alcanzar metas. Fue un revolucionario que, hace más de 20 años, empezó a hablar del ser humano en el deporte, de las emociones y de las construcciones colectivas. “El deporte genera una transformación mental, relacional y humana en el universo. Y ya desde chico siempre me preguntaba por qué hay un solo premio, por qué el abanderado es solo el que tiene las mejores notas y no se valoran otros abanderados que se van esforzando y que se van superando a sí mismos. Por qué hay premios solamente por un resultado”, analizó.
Y continuó: “Empecé a observar en el deporte, en el adentro y en el afuera, que al goleador siempre lo abrazaban, que el equipo que ganaba era muy reconocido, que al entrenador que quizás le tocó perder por goleada lo criticaban por su estrategia. Y empecé a ver que en la vida si lo lograbas, eras; y si no lo lograbas, no eras, no existías”.
En esa observación fina, “Cachito” empezó a notar que había personas que tenían habilidad para correr, otros para recuperar la pelota, para eludir, para hacer goles, y otros para ayudar o comunicar en un partido. “Había cosas que tenían más marketing que otras. Y ahí me empezó a dar vuelta la idea y dijo: ‘Cuando sea entrenador, voy a reconocer a cada persona por sí misma’. Y no lo puse con esas palabras, pero hoy lo puedo poner. No hay una fórmula única para todos, sino que va a haber un trabajo de artesano en el que el entrenador pueda ayudar a encontrar el talento de cada uno. Que lindo sería que cada persona encontrara su campeón”, definió.
Y en esa búsqueda del campeón que lleva cada uno adentro, hay muchos que lo encuentran en el recorrido del camino, más allá del resultado que hayan logrado, afirmó el entrenador que llevó a Las Leonas a conseguir la primera medalla olímpica, en Sídney 2000. “Que lindo que en el mundo se valore a las personas por lo que intentan, por lo que buscan, y no solo por lo que logran. En divisiones menores, me gusta cambiar las reglas o inventar nuevas para que haya otras formas de ganar, otros puntajes. Y eso obliga a crecer a nuestro equipo y también a que el otro equipo tenga un respiro. Y que cuando termine el partido, los dos equipos sientan que alguna ganancia tuvieron”, describió el entrenador campeón mundial con Las Leonas en Perth 2002.
Las Leonas y el desafío para el deporte
Sergio “Cachito” Vigil estuvo al frente del seleccionado argentino que marcó una era para el deporte argentino, un equipo que superó dificultades en materia de preparación. No tener cancha disponible y viajar en auto, divididos en grupos, o competir contra seleccionados en los que la tecnología les permitía analizar en tiempo real cada acción, era moneda corriente. Pero, para contrarrestar, entrenaron la imaginación, la creatividad y la superación.
“Había algo muy particular en ese grupo. Me tocó compartir con un cuerpo técnico que era sensacional y con un grupo de jugadoras que tenían un talento único y con posibilidades notables de expansión. De hecho, la expansión se fue dando y con distintos cuerpos técnicos porque ellas ya tenían algo, naturalmente era como esos equipos que decían: ‘Pedime, pedime más’. Y como entrenadores, aprendimos a aprender de ellas, y el talento no era solo físico, técnico, conceptual, mental, sino que también tenían talento humano. Era un grupo de jugadoras que quiso ser familia, y no solo familia como equipo de Leonas, quiso ser familia con el hockey, quiso regalarle al hockey cada día de su vida”, reflexionó.
Y remarcó: “Era un equipo con espíritu aprendiz y supercompetitivo, pero muy nobles en la competencia entre ellas y también muy nobles en la competencia con los rivales. Un equipo que creía en sí mismo, pero que también aprendía de los demás”.
Y el desafío es seguir formando deportistas, pero para ello el exentrenador de los seleccionados argentinos de hockey aseguró que desde los ámbitos políticos/gubernamentales deben entender que no hay mejor educación que un club de barrio, un club social; que los chicos hagan deporte. “Pido menos negocios, menos departamentos. El negocio más grande que tenemos que construir es educación, y el deporte educa. Hay que aprender mucho del deporte porque es el lugar donde se construye equipo. Los deportistas nos vamos contagiando unos de otros. A mí me pasó contagiarme de otros deportes. Cuando nos encontramos entre deportistas y entrenadores, lo único que queremos es que siga habiendo deporte”.