Eso hizo el domingo Colapinto con Gasly cuando lo adelantó, a pesar de que por radio los ingenieros le indicaban lo contrario.
El francés también jugó su parte: de haber querido, podría haberlo tocado y, al desplazarlo, que fuera lo que Dios quisiera. Caballero y amigo, indudablemente.
Consciente de la situación y con menos caucho que Franco, terminó cediendo y corrió con la mala fortuna de que Bortoleto le hiciera a él lo que el equipo suponía que le pasaría al argentino.
Redondeando: si el auto 43 obedecía, terminaba detrás del otro sudamericano; pero al no hacerlo, evitó eso y promovió que Gasly lo sufriera.
Jugada maestra, rápida decisión tomada en soledad desde el habitáculo y con gran cuota de riesgo. Pero no por la maniobra en sí, sino por el ridículo al que sometió a todos en la escuadra, incluido su compañero.
Pocas veces suceden estas cosas. Se los dije ayer y lo repito hoy: Colapinto dice lo que le viene en gana, siempre. Hasta acá, y por ahora, le reditúa.

Gasly y lo que pasó con Colapinto
Gasly, en el corralito, prefirió esquivar la respuesta cuando lo abordaron para opinar sobre la maniobra en discusión.
Alpine terminó de arruinarlo cuando, por la noche, emitió un comunicado expresando su malestar por lo acaecido, queriendo tomar las riendas de algo ya perdido.
Fue de lo mejor que ha mostrado Franco desde que corre. No porque haya avanzado un puesto —más siendo el decimoséptimo en la pista—, sino por la percepción del problema y la velocidad para resolverlo sin medir las consecuencias.
Esto no se asemeja en nada a lo que Reutemann le hizo a Jones con Williams en Brasil ‘81, porque en esa oportunidad el santafesino desobedeció una orden, pero para ganar la carrera.
El futuro de Colapinto... y de Alpine
Decididamente, sin haber puntos en juego, fue berreta la instrucción, y el presunto perjudicado se dio cuenta. Dignificó su esfuerzo. Si seguían dudando, hasta Verstappen les hacía una vuelta, porque como un tiburón, oliendo sangre, venía detrás del verde auto del ex campeón de F2 y ahora hombre de Sauber, con los Alpine a la vista.
No va a pasar nada en el seno francés. No debería haber ningún tipo de reprimenda para el piloto de nuestro país.
Mostró una alta dosis de personalidad y determinación con su inesperada acción. A la larga, si logra que ese coche rinda, todo esto terminará siendo una anécdota: una rebelde pero necesaria forma de demostrar que el piloto está más vivo que el auto, y que el equipo, ni hablemos.
Franco los durmió en directo. Casi derrapa en términos de actitud, pero terminó con aptitud, controlando la maniobra que impactó más abajo que dentro del auto.
Insisto: fue al límite, pero Gasly se la bancó. Y en este negocio, siempre el primero que te traiciona es tu compañero de equipo. Pero Pierre rompió esa regla.
Cuánto durará esta fidelidad deportiva es otro de los interrogantes de cara al futuro.