Al término de la carrera en Austria, donde Alpine y Franco Colapinto no habían tenido una buena perfomance, el calor seguía siendo sofocante como durente la compatencia, cuando la temperatura en pista llegó a los 50 grados. El piloto argentino de 22 años, con la parte superior del buzo atado a la cintura, atendió a la prensa.
Como normalmente ocurre, primero se expresó con todos los medios televisivos autorizados y, finalmente, acompañado siempre de Sam (su sombra ante los periodistas) aceptó las consultas.

–¿Qué conclusiones sacás?
–Fue un día difícil para nosotros, fue una carrera sucia. Hay que seguir trabajando pero debemos mejorar también mucho como equipo. Nos costó demasiado la carrera y me enredé en una pelea sin sentido con Tsunoda. Me chocó, rompí el alerón delantero y perdí un poco de carga pero, bueno, ya está. Como equipo tuvimos un día muy difícil, mi auto patinaba y por momentos se complicaba... No estamos fuertes y es muy duro así.
–¿Con qué goma te sentiste mejor?
–Con la dura (expresó sin titubear ni dudar como queriendo expresar su disgusto por haber largado con blandas. Aunque tal vez solo sea una apreciación personal porsupuesto, él no lo dijo).
–¿Estás de acuerdo con la estrategia que utilizaron?
No sé qué estrategia podría habernos hecho mejorar, me parece que hoy no teníamos ritmo y cuando no hay ritmo sencillamente vas para atrás.
–¿Qué pasó con Piastri?
–Nada, simplemente no lo vi, nunca supuse que estaba detrás mío. Nadie en el equipo me avisó y me sorprendió su aparición.
Colapinto realmente se expresaba sobre esa maniobra en la que “encerró“ a Piastri con desconsuelo porque estuvo a punto de perjudicar a uno de los líderes del campeonato. Cabe acotar que le costó la maniobra una penalización de cinco segundos.
Tras la ronda con los medios, que justo finalizaba allí en nuestro puesto dentro del corralito, Franco miró a su jefe de prensa y al no haber gestos que lo detuvieran o lo comprometieran a quedarse, partió silencioso y apurado hacia el hospitality del equipo francés.
El argentino sabe que hay mucho por hacer. El sábado había manifestado que no tenía confianza en las curvas veloces del circuito y el domingo se notó que hubo momentos en que todo parecía que se le derrumba. Y también se percibió que el auto comenzaba a fatigarse en su comportamiento y que iba más para atrás que para adelante.
A esta altura, luego de su quinta carrera con Alpine, los momentos de alegría son los menos. Y lo que urge para Colapinto y el equipo es buscar la manera de que los errores grupales no sean tan concurrentes.