Las recientes victorias por parte de Tiago Pernía en el TC2000 en San Nicolás, en la carrera homenaje a Juan María Traverso, pusieron una vez más sobre el “tapete” que formar parte de una familia deportiva exitosa es sinónimo de triunfos; y a la par, dio por tierra con el dicho popular de que “Nunca las segundas partes fueron buenas”… Para eso vale revisar algunos ejemplos de gran trayectoria.
Los Pernía, en la sangre
En virtud de ello, Tiago Pernía no hizo más que seguir la tradición familiar de un apellido identificado con el fútbol y el automovilismo. Todo comenzó con su abuelo, Vicente Alberto Pernía, quien como futbolista lo hizo en Estudiantes de la Plata, Independiente, Boca Junior y Vélez Sársfield, como defensor y durante la década 1970/80. Cambió los cortos por el buzo antiflama en 1990, para convertirse en piloto de Turismo Carretera y Turismo Nacional e iniciar un nuevo periplo deportivo.
Los genes de Vicente se plasmaron en sus hijos, Leonel Adrián Pernía y Mariano Andrés Pernía, respectivamente. Ambos pasaron también por el fútbol. Leonel, por Independiente y Boca Juniors, y Mariano lo hizo en el fútbol español y en la selección de ese país.
Luego, ambos se subieron a los autos de competición, y Leonel fue campeón del TN y recientemente del TC2000; y su hermano, lo hizo en las mismas categorías y en el TC Pista Mouras, logrando distintas victorias. Ahora, con Tiago Pernía, hijo de Leonel, abrió una nueva etapa como ganador y por partida doble en el TC2000.
Los Di Palma, legendarios
Pero si hablamos de apellidos exitosos en el deporte motor, no puede faltar el “Clan Di Palma”. Todo comenzó con Luis Rubén Di Palma, que en la década del ‘60 puso a la ciudad de Arrecifes en el mapa de los ganadores del TC; y su esposa, María Cayetana Lo Valvo, sobrina de Ángel Lo Valvo, quien llevaba el apellido de uno de los precursores del Turismo Carretera. De su unión, vinieron al mundo sus hijos Marcos, Patricio y Andrea, y luego se sumó Valentina Di Palma.
Luis Rubén, apodado “el Loco”, disputó nada menos que 633 carreras y ganó 118. Fue campeón en TC, Sport Prototipos y Fórmula Uno Nacional. Su vida se apagó cuando pilotaba un helicóptero, desde La Pampa hacia Arrecifes, y el sueño y una tormenta en ciernes le ganaron y cayó a tierra. Venía de ayudar a su hijo a solucionar un problema mecánico en su auto de competición…
Sus hijos tomaron esa esencia ganadora y la elevaron a pleno Marcos, Patricio y hasta Andrea, quien corrió en la Copa de Damas y en distintas categorías; y a la par, transmitieron a sus hijos José Luis “Josito” Di Palma, Juan Cruz Di Palma y Stéfano Di Palma el vértigo de la vida, que les permite mantener el apellido Di Palma siempre en competición.
Los Bessone, protagonistas
Otro caso para comentar es el apellido Bessone. Arrancó con Ernesto Celestino Bessone (P), quien compitió con distintas marcas en el Turismo Nacional, hasta llegar a ser campeón con Alfa Romeo en 1985.
Su hijo pronto adoptó el seudónimo “Tito” Bessone, para diferenciarse de su padre. Por sus venas corrió pronto una mezcla especial, debutó ganando con un Ford Falcon en el Turismo Carretera y pronto se convirtió en un piloto que le puso títulos a su apellido, y que también se expandió a través de Juan Pablo Bessone, en distintas categorías.
Hoy, Figgo Bessone, hijo de Tito, quien compitió junto con Tiago Pernía en el TC2000, sigue la tradición.
En Córdoba, la historia de los Raies
Alcides Raies vino a la provincia de Córdoba para sanarse del asma y Villa Carlos Paz fue su reducto elegido para que con su esposa Lidia dieran vida a tres hombres consustanciados con el automovilismo argentino, Gabriel Rodolfo, Marcelo y Juan Pablo Raies.
Alcides, conocido como “Jalisco”, le adquirió un Fiat 1500 a Jorge Cupeiro, y con ese auto corrió en los albores del zonal cordobés y fue campeón en 1964. Luego, se constituyó en uno de los principales organizadores de competencias y dejó en el tiempo carreras memorables, la Fórmula 1 en el parque Sarmiento, el Desafío de los Valientes y la Fórmula Tres Codasur en Carlos Paz, entre otras.
Sus hijos no rechazaron esa vara tan alta que había dejado su padre y muy pronto descollaron. Gabriel Raies sumó 17 títulos argentinos en rally y pista antes de retirarse.
Marcelo Raies, por su parte, fue un piloto exquisito al comando de un monoplaza y logró ser Campeón Argentino de Rally en 1980 con un Fiat 147. Por su parte, Juan Pablo siguió la tradición en el Rally y fue campeón sudamericano 2005/2006 y compitió en el Rally Cross Country.
Los Villagra también
No fue el único apellido cordobés que descolló. Así lo demuestran los hermanos Villagra. Federico fue el precursor, ganando títulos en el Motocross Argentino, antes de constituirse hoy en el principal campeón argentino de rally, con 20 cetros conseguidos, y sigue en actividad. Tuvo en su hermano Javier al navegante que lo condujo a conseguir varios cetros nacionales; su otro hermano, Marcos, fue campeón argentino de la Copa Palio. Hay un Federico II, que pronto puede aparecer en escena.
No son los únicos casos, porque también se destacan los cruzdelejeños Ricardo Daparte y su hijo Fernando, quienes compiten con éxito en el rally cordobés y argentino; o el apellido Torrás, que tuvo en Miguel Angel “Pichirillo” a un veloz piloto y que hoy continúa con su hijo Manuel Torrás, quien compite también en el rally argentino.
Apellidos extranjeros y exitosos
No sólo en Argentina los apellidos se prolongaron en el tiempo entre padres e hijos. Es el caso de Al Unser (P), Al Unser (Jr) y Bobby Unser, quienes compitieron en Indy Car en los Estados Unidos.
Un caso similar es del apellido Andretti, que se inició con Mario Gabriel y se trasladó a su hijo Michael Andretti. El actual campeón del mundo, Max Verstappen, sigue la tradición iniciada por su padre Jos Vertappen o los Fittipaldi, con Emerson, Wilson Firttipaldi, recientemente fallecido, y Pietro Fittipaldi, nieto de Emerson y quien compite en la Indy Car en los Estados Unidos y es piloto de reserva del equipo Haas de Fórmula 1.
Sólo son algunos casos en los que un apellido triunfal pasó de generación en generación.
