La temporada 2025 de Fórmula 1 la tiene complicada. Es que 2024 nos dejó sin aliento por un montón de aspectos. Ya para comenzar, Lewis Hamilton y Ferrari anunciaban que habían llegado a un acuerdo. La novela sobre el cambio de pilotos en las escuderías mantuvo la atención por muchos meses y los argentinos disfrutamos de la llegada, buen rendimiento y gran impacto de Franco Colapinto en la Máxima.
A eso se suma todo lo que ocurrió en pista, lo más importante, que volvió a ponderar lo que significa el presente que vive la F1. Pero 2025 no se achica. Al contrario, parece contar con todos los elementos como para que la atención de los fanáticos (y de los que se van sumando) no se pierda.
Apenas dos carreras ya generaron un montón. Mientras el público albiceleste está atento a lo que pasa con Jack Doohan en Alpine, a la espera de una oportunidad para Colapinto, el nombre del argentino sonó satelitalmente en la estructura de Red Bull.
Es que el equipo principal de la bebida energética, que es (¿o era?) uno de los grandes dominadores de los últimos años, no vive el inicio de temporada que se esperaba. Ya en 2024 vivió una campaña difícil. Si bien Max Verstappen logró su cuarta corona seguida, el equipo terminó tercero en el Mundial de Constructores. Un fracaso. Y lo alcanzado por Max pareció más mérito de Verstappen que del auto.
En este 2025, Red Bull optó por bajar a “Checo” Pérez (por lo que el mejicano, con contrato, debió ser resarcido de manera millonaria) y lo reemplazó por el neozelandés Liam Lawson. Pero el oceánico no funcionó y, tras apenas dos carreras, fue degradado a Racing Bulls y su butaca en Red Bull la ocupará a partir de este fin de semana el japonés Yuki Tsunoda, que tendrá su estreno en el Gran Premio de su país. Gran movida marketinera de un equipo que hace gala de ello en todos sus planos.
Sin embargo, una tormenta perfecta se puede dar en Red Bull: ¿se va Max Verstappen?
El futuro de Max Verstappen
Resulta difícil imaginar al neerlandés Max Verstappen en otro equipo que no sea Red Bull. Los austríacos apostaron mucho por él desde que Max era joven. En 2014, recibió dos importantes ofertas: Mercedes y Red Bull. Pero el neerlandés se decantó por el equipo de la bebida energética por dos cuestiones: la económica y porque RB le ofrecía subirse a un F1 en corto plazo.
En 2014 probó un Toro Rosso (hoy Racing Bulls) en los entrenamientos de los GP de Japón, Estados Unidos y Brasil. A la temporada siguiente, ya fue titular en Toro Rosso y en la quinta fecha del 2016 pasó de Toro Rosso a Red Bull. Su crecimiento astronómico en pista se coronó cuando le ganó en la última carrera del año el campeonato a Lewis Hamilton en una inolvidable temporada 2021.
Lleva cuatro años dominando en la Máxima con lo que parecía un equipo indestructible. Pero los egos comenzaron a resquebrajar todo. Algo que se potenció con el fallecimiento en 2022 de Dietrich Mateschitz, el fundador de Red Bull. El empresario era el único capaz de manejar a tantas personas exitosas a la vez para que trabajaran de manera conjunta.
Adrian Newey, el ingeniero que le dio vida a los Red Bull que ganaron ocho campeonatos (cuatro con Sebastian Vettel, de 2010 a 2013, y cuatro con Verstappen, de 2021 a 2014) fue perdiendo importancia en el equipo. Pero lo cierto es que eso fue repercutiendo en un auto que cada vez se mostraba menos dominante. Newey logró su salida anticipada en 2024 y desde este año ya trabaja con Aston Martin en el desarrollo de su auto para 2026.
A eso se suma la lucha de poder entre el jefe de equipo, Christian Horner, y el asesor Helmut Marko, que es quien cuenta con el apoyo de Verstappen y su padre Jos. El expiloto de F1 en la época de Michael Schumacher es la punta de lanza del cuatro veces campeón del mundo. Cuando habla con los medios, si bien no lo pone en boca de Max, lo hace en su nombre. Todo lo que incomoda a Max sale de la boca de Jos Verstappen.
Un penoso momento se vivió en 2024. Christian Horner fue acusado de comportamientos inapropiados por parte de una empleada de Red Bull (no del equipo de F1, pero sí parte de la empresa) y Marko aprovechó la situación para oradar la imagen del jefe de equipo.
Max Verstappen tiene contrato hasta 2028 inclusive con Red Bull. Y lo cierto es que toda la cuestión interna que se vive en el equipo puede estar dispuesto a soportarla, siempre y cuando tenga un auto ganador. Hoy, Red Bull no parece asegurarle eso y eso aviva que el piloto pueda hacer uso de la clásula de rescisión que tiene a su favor.
En 2026 se viene la nueva reglamentación de la Fórmula 1, que plantea un gran interrogante sobre cómo estará cada equipo. Para Red Bull, es una apuesta gigante. Deja de tener los motores con la asistencia de Honda (con esos impulsores ganó sus cuatro coronas Max) y pasará a utilizar unos con la asistencia de Ford, que regresa a la F1. Y lo cierto es que los chasis no están rindiendo como se espera. El RB20 dejó afuera a “Checo” Pérez de la categoría y el RB21 ya se fagocitó a Liam Lawson en apenas dos carreras.
Ahora, todas las miradas están puestas sobre Yuki Tsunoda, que tiene ante sí la oportunidad que esperaba desde hace mucho tiempo. Aunque atención al japonés, que es una verdadera cloaca hablando por radio cuando su auto no funciona. Los haters ya tienen el pochoclo listo para ver las transmisiones de las carreras, al aguardo de la andanada de insultos del nipón.
Dos que huelen sangre
Si Max Verstappen decide irse de Red Bull, varios se anotan. El primero en la lista es Mercedes. En 2024 Toto Wolff, jefe de equipo del team alemán, hizo público su deseo de contar con el neerlandés en las Flecha de Plata. Y casi que aguardó hasta último momento para ver si había alguna posibilidad. Finalmente, se inclinó por el joven Kimi Antonelli para acompañar a George Russell. Pero para Wolff es una cuenta pendiente tener a Verstappen corriendo para él desde 2014. ¿Qué le asegura el austríaco a Max? Sumarse a un equipo que siempre está para pelear arriba y que surge como el equipo con el motor a vencer en 2026. Además, para Wolff sería borrar un poco la mancha que quedó con la decisión de Hamilton de irse del equipo buscando algo mejor.
Detrás de Mercedes, los millones y el proyecto faraónico de Aston Martin, de la mano de Lawrence Stroll. El empresario canadiense apostó todo por su equipo de Fórmula 1 con el objetivo de ser campeón del mundo. Lo tiene a Fernando Alonso y a su hijo Lance Stroll como pilotos, pero con la certeza de que, si Verstappen quiere, le dará una butaca. Para tentarlo, además de un jugoso contrato y las instalaciones más modernas de la F1 en Silverstone, ya tiene a Adrian Newey y a los motores Honda (desde 2026). Dos nombres claves para el éxito que Max logró en la Máxima con Red Bull.
Por si fuera poco, McLaren. El campeón de Constructores 2024 es el equipo a vencer en este 2025. Tiene a una dupla de pilotos jóvenes y talentosos, como Lando Norris y Oscar Piastri. Pero ambos tienen la necesidad de refrendar sus condiciones con un título de Pilotos. Sino, Verstappen asegura saber cómo lograrlo. Y eso podría empujar a Zak Brown a evaluar sumar al neerlandés.
Van apenas dos carreras en este 2025 para la Fórmula 1. Max Verstappen marcha segundo en el Mundial de Pilotos con 36 puntos (gracias a dos trabajosos segundos puestos), a ocho unidades del líder Norris. El tetracampeón espera más de su auto. Viene de una larga reunión la semana pasada con el equipo en la sede de Milton Keynes. Allí, expuso con claridad su postura y necesidades ante la atenta mirada de Horner, Marko y todo el staff de ingenieros. El propio Helmut Marko ya anunció que “la salida de Verstappen podría ser una buena razón para retirarme”.
Red Bull tiene por delante un desafío gigantesco. Todo lo que consiguió hasta acá parece servir de nada. Es que, como en cada carrera, lo que importa es lo que pasó en la última.