La confirmación de Franco Colapinto como piloto de Alpine para la temporada 2026 terminó de definir un movimiento que venía gestándose: Mick Schumacher quedó sin asiento en la Fórmula 1 y su vínculo con la escudería francesa llegó a su fin.
El piloto alemán, de 26 años, veía en Alpine una posibilidad real de regresar a la categoría, pero el crecimiento del argentino cerró definitivamente esa puerta.
De ser promesa de la F1 a buscar un nuevo camino
Schumacher corrió por última vez en la F1 en 2022 con Haas, y luego pasó a ser piloto de reserva en Mercedes. Más tarde se sumó a Alpine, aunque para competir en el Mundial de Resistencia (WEC).
En ese período, su nombre sonó para varios equipos, y su relación con Flavio Briatore alimentaba la esperanza de volver al paddock principal. Sin embargo, la consolidación de Colapinto inclinó la balanza.

Confirmación en Alpine y una decisión inevitable
Una vez que la escudería anunció oficialmente la continuidad de Colapinto para 2026, Alpine comunicó también que no renovaría con Mick Schumacher, dejándolo fuera de cualquier opción dentro de la Fórmula 1.
En cuestión de horas, el alemán pasó de ser candidato a quedarse sin horizonte dentro del Gran Circo.
Salto a la IndyCar: el nuevo desafío
Ante la falta de oportunidades en Europa, Mick tomó una decisión fuerte: competirá en la IndyCar 2026 con el equipo Rahal Letterman Lanigan Racing, donde llevará el número 47.
La categoría estadounidense inicia el 1 de marzo en St. Petersburg y tiene como gran cita las 500 Millas de Indianápolis, el 24 de mayo.

Un apellido gigante, un presente desafiante
Heredero de uno de los nombres más grandes en la historia del automovilismo, Mick Schumacher enfrenta una realidad distinta a la de su padre.
Mientras Colapinto vive su mejor momento y se afianza en la F1, el alemán busca relanzar su carrera del otro lado del mundo, lejos de los flashes pero con un desafío enorme por delante.

























