“Tercer año que estamos acá, preparando el último partido, nos lo propusimos desde el principio y hoy, ir a jugar allá, es una revancha”. Así lo siente Agustín “Tutín” Moyano, el medio scrum cordobés que salió de la cancha “masticando bronca” en aquella final perdida ante Peñarol el 9 de junio de 2023. Dogos XV tiene este viernes su posibilidad de revancha; desde las 19.30, visitará al Carbonero en una nueva instancia definitoria. La franquicia cordobesa jugará su tercera final consecutiva, después de haber caído en la primera y festejar el título en la segunda (en 2024, ante Pampas, en Casi).
“Perdimos en 2023 y creo que eso nos levanta como equipo para ir a por un buen partido, hacer lo nuestro. Nos va a ir bien”, indicó a La Voz, en una pausa que realizó el equipo con base en Córdoba, en el último entrenamiento en Jockey CC. Los dirigidos por Nicolás Galatro viajan este martes por la noche con destino a Montevideo y, tras la final, algunos volverán a sus clubes de origen y otros volarán para reunirse con Los Pumas.
El martes 10 de junio marcó el cierre de cinco meses de trabajo todos juntos; un grupo más reducido será el que se traslade a Uruguay para la disputa de la final, pero todos estarán empujando desde donde toque. Como lo hicieron en el último entrenamiento en Córdoba, en un clima en el que reinó la buena onda, pero también el compromiso y la responsabilidad por lo que se viene.
Un equipo puliendo detalles en el line, en el scrum; con sus backs “haciendo la tarea” en la otra punta de la cancha. Todos con el foco puesto en un mismo objetivo; maduros, concentrados. Los nombres de aquel plantel que perdió esa primera final a los que van a jugar ésta no cambiaron mucho, pero el equipo sí. Evolucionó.
“Lo que cambió de aquel equipo a éste es la madurez; éramos un equipo joven, nuevo, la primera final que teníamos, jugando de visitante, contra un equipo que ya estaba hacía tiempo con muchos jugadores seleccionados. Ahora ya es el tercer año, la tercera final y habiendo salido campeón el año pasado. Somos un equipo más maduro y que podemos ir a hacer un buen partido allá y que nos vaya bien”, argumentó Moyano.
Y Boris Wenger, integrante de la franquicia cordobesa desde la primera hora, fortaleció ese concepto: “En el primer año nos enfrentamos a un equipo de Uruguay donde había muchísimos jugadores de sus seleccionados, con muchísima trayectoria en el rugby y muy maduros. Nosotros éramos un equipo muy joven, con jugadores que recién arrancaban en el rugby profesional, y hoy nos encontramos con dos años más, con una final más encima, siendo un equipo muchísimo más maduro, tomando mejores decisiones y aprendiendo de los errores que fuimos cometiendo. Esta final nos toma con muchísima más madurez”
Para Leonel Oviedo, actual hooker de una primera línea que completan Wenger y el santiagueño Pedro Delgado, esta final tiene un condimento especial porque la temporada pasada vistió la camiseta de Peñarol. “Es especial, pero también porque es una final y voy a defender los colores de Dogos XV”, dijo con una sonrisa difícil de disimular.
Y agregó: “Nuestro equipo tiene como fortaleza la actitud, la agresividad en el juego y esa mezcla de experiencia con juventud. Quizá esa combinación pueda ser también una debilidad, pero nos va a ir muy bien”.
Si de fortalezas se habla, Dogos XV tiene una que fue la que más rédito le dio: el scrum. Una formación que se trabajó desde el primer día y que fue motivo de orgullo de este equipo. “Nuestro equipo siempre tuvo una buena fortaleza en los forwards, pero también tenemos backs desequilibrantes; por eso, jugar en equipo es lo que mejor podemos hacer. Nunca bajar los brazos e ir siempre minuto a minuto”, completó Agustín Moyano, el medio formado en Córdoba Athletic.
Dogos XV debe hacer foco en su juego. Peñarol será un duro rival, pero la franquicia cordobesa tiene con qué hacerle frente. En la noche de este martes emprenderá el rumbo en busca de la concreción de un nuevo objetivo. El capitán y uno de sus “vice” no estarán disponibles para este partido; Valentín Cabral se resintió de un desgarro del que se venía recuperando y Julián Hernández terminó jugando la semifinal, con Pampas, desgarrado.
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