Principio y final de una historia con final feliz para Dogos XV. Unos minutitos antes de las 16.40 de este sábado, La ilusión que me condena, de Pier, se escuchó fuerte en el estadio del Club Atlético San Isidro (CASI), la sede de la final del Súper Rugby Américas, y la franquicia cordobesa ingresó a la cancha repitiendo mentalmente “Amanecí, con ganas de pegar el grito…”. Afuera, en las tribunas, un puñado de cordobeses, rosarinos, mendocinos y salteños, entre otros, se hizo sentir con su aliento para este grupo de jugadores que llegaron el jueves a Buenos Aires, con mucha ilusión.
El año pasado, en Montevideo, la final se le escapó ante Peñarol, pero en este 2024 querían revancha. Como quería revancha el “Lungo” Molina, el capitán que en 2023 se perdió gran parte de la temporada por una dura lesión. En esta edición del SRA, la frutilla del postre no podía escaparse.
A los dos minutos se hizo el primer gran silencio, cuando Julián Hernández se paró frente a los palos para acertar su primera patada y abrir el marcador. Después, el aliento de la parcialidad local fue mermando. Y, en contrapartida, el aliento de los familiares, amigos y compañeros de los clubes que llegaron para acompañar a los jugadores de la visita fue creciendo. Las banderas que viajaron en la bodega de algún colectivo o en los baúles de los autos empezaron a aparecer con más fuerza. Y entre medio de los más de cuatro mil seguidores de Pampas, asomaron las prendas de color rojo.
La consigna previa al viaje “se viralizó” en los grupos de WhatsApp de los que llegaron para alentar a Dogos XV. “Vamos con algo rojo, aunque sea un paraguas”, dijeron. Y cumplieron.
Dominante
A medida que Juan “Chicho” Baronio acertó sus patadas a las haches y el resultado fue ampliándose a favor de la franquicia cordobesa, los gritos de aliento y los aplausos empezaron a sentirse un poquito más fuerte. Y, de repente, en los últimos 10 minutos del partido, el silencio del público local fue ensordecedor.
Sobre el final del juego, un try penal del elenco dirigido por Nicolás Galatro sentenció la historia. Y, al costado del campo de juego, empezaron los abrazos, las lágrimas, la felicidad absoluta.
Pasaron casi dos horas en los que la adrenalina fue protagonista. Adentro de la cancha los jugadores supieron manejarla mejor; afuera, el mate ayudó a superar el trance. A las 18.26, cuando sonó el pitazo del final, Arrancarmelo, de Wos, inundó el espacio musical. “Y no tengo pensando hundirme acá tirado”, acompañó el festejo de jugadores y staff. Emoción, lágrimas, alegría, un combo de emociones que se fundió en un gigantesco abrazo entre el equipo y los que llegaron a San Isidro para la final de la temporada.
La franquicia cordobesa siguió mandando en el historial de enfrentamientos ante Pampas (7-1) y demostró una vez su carácter, su templanza y su paciencia para esperar esa oportunidad que finalmente llegó.
Con una camiseta con la leyenda “Campeón 2024″, Dogos XV recibió el merecido trofeo y subió a un podio en el que sonreían con orgullo Félix Páez Molina, el cordobés vicepresidente primero de la Unión Argentina de Rugby (UAR), y Pablo Carballo, presidente de la Unión Cordobesa de Rugby. We are the Champions musicalizó el momento y, después, el elenco con base en Córdoba, le puso al instante su propia canción.
Del otro lado de la soga que demarcó la zona del flamante campeón sonrieron con orgullo los Mallía, los Sánchez Valarolo, los Soler, los Viola y muchos más. Todos ellos y tantos otros sabiendo del esfuerzo de un grupo de chicos que en 2023 fue el equipo revelación del Súper Rugby Américas, que en esta temporada tuvo altibajos, pero que no se entregó nunca y le puso corazón a cada partido.
Y todo en un estadio con tanta historia y al que se acercaron para ver esta definición muchas figuras de este deporte, como Marcos Monetta, “Lucho” González y Felipe Contepomi, head coach de Los Pumas.
Fin de temporada para Dogos XV. Se bajó el telón, pero en el escenario perdurarán las sonrisas por el logro conseguido. Dogos XV se consagró campeón el mismo día que enmudeció a la Catedral.
