Argentina ya conoce a sus rivales de la fase de grupos del Mundial de Australia 2027. Dentro de un poco menos de 22 meses, en los primeros días de octubre de ese año, Los Pumas harán su debut en la gran cita del rugby.
Luego vendrán los otros cruces por el Grupo C, que integran junto a Fiji, España y Canadá: una zona que, a priori, asoma como accesible pensando en el pase a octavos, sin olvidar que nadie gana en la víspera.
Con los rivales de la primera fase en el horizonte y lo que puede pasar en octavos si en el grupo se da la lógica, hay sobrados fundamentos para pensar en una Argentina muy protagonista en Australia 2027. Bien lo dijo su entrenador, Felipe Contepomi, al analizar el sorteo, al remarcar que en un Mundial todo se multiplica por 10 y que, para llegar lo más lejos posible, “no hay que especular y hay que trabajar mucho”.
La pregunta es: ¿qué significa “lo más lejos posible”? Si se toma como referencia el crecimiento sostenido que experimentan estos Pumas, su nivel de competencia y cómo se codean con todas las potencias, la respuesta es: muy lejos. Tan lejos que nadie debería privarse de ilusionarse con unos Pumas campeones del mundo por primera vez en la historia.
Para que eso suceda, se deben dar varias condiciones. Entre ellas, ratificar todo lo bueno construido hasta ahora (en calidad y cantidad de juego y de alternativas en puestos) y lograr algo que cuesta mucho: un equilibrio positivo dentro de los encuentros y de un partido a otro. Pero, además, habrá que mejorar mucho el scrum, consolidar más el line y conseguir más opciones en puestos como la primera línea y el “9”. Si se da todo eso, que a nadie le extrañe que el rugby argentino dé el gran golpe de su historia.
