París cerró su jueves con una lluvia intensa que regó sus calles en el vértigo del final de la jornada, como ya lo había hecho en el inicio de la jornada y repitió tenuemente en algunos momentos. La vuelta a casa encontró a la gente caminando, pedaleando (es una ciudad amable para moverse en “bici”) o acelerando (hay una invasión de scooters) rápido, protegiéndose del agua como podía y muchas perdiéndose presurosa en los salvadores túneles de los metros
La capital francesa se apresta a vivir un viernes y un sábado diferentes, porque en el Stade de France, en Saint Denis, finalizará la edición 10 del Mundial de Rugby, que vio cómo el interés por el torneo había disminuido bastante desde que el seleccionado local perdió en cuartos con Sudáfrica, que jugará una final imperdible con Nueva Zelanda. Antes, en horas nomás, Argentina intentará que el podio sea todo del Hemisferio Sur, cuando enfrente a Inglaterra por el bronce.
Para Los Pumas será un partido con mucha trascendencia, más allá del hecho de buscar su segundo tercer puesto en cinco mundiales (fue tercero en Francia 2007 y cuarto en Inglaterra 2015). Es que, apenas finalice el encuentro frente a los ingleses, el plantel albiceleste se quedará sin su head coach, Michael Cheika, porque todo está dado para que así sea.
Cheika se emociona, canta el Himno argentino, se ríe, besa a sus hijos, se enoja, se amarga, se decepciona, se muestra abatido… Si hay algo que nadie podrá negar, es que el entrenador australiano de la selección argentina de rugby se compenetró con la causa albiceleste.
Desde que fue oficializado a principios de marzo de 2022 para ocupar el cargo en reemplazo del renunciante Mario Ledesma, este experimentado hombre del rugby, de 56 años, quien en 2015 fue elegido el mejor entrenador del mundo, asumió el desafío de llevar a Los Pumas a lo más alto posible. Su ciclo comenzó con el pie derecho: victoria 26-18 sobre Escocia, un rival de nivel similar al argentino, en Jujuy, el 2 de julio de ese año.
En esa dirección, de llegar lo más arriba que se pueda, Cheika daría un paso glorioso si este viernes Argentina logra vencer a Inglaterra y termina tercera en el Mundial de Francia, y en el mismo país que en 2007 se colgaría el bronce por segunda vez en su historia.
Condicionado por la realidad de un rugby argentino con todos sus jugadores actuando en el extranjero (Rodrigo Isgró juega en Pumas 7) y por el hecho de que juntar al plantel y más aún amalgamar a un equipo es una tarea titánica, Cheika condujo a Los Pumas a estar entre los cuatro mejores del Mundial (que ni cerca es lo mismo que ser de los cuatros mejores seleccionados del mundo), jugar los siete partidos y tener la chance de conseguir el bronce.
Aunque la zona y el fixture le hicieron un guiño (Irlanda y Francia, 1 y 2 del mundo hasta la semana pasada, quedaron eliminados en cuartos), como puede suceder en cualquier Mundial del deporte que sea, donde poderosos se eliminan entre sí, Argentina tuvo sus méritos, aprovechó y supo cómo abrirse camino para llegar a la última semana de competencia.
Como sea, el seleccionado albiceleste cumplió con el protocolo de ganar los partidos que debía ganar, aunque pocas veces convenció con su juego, tuvo muchos altos y bajos, dejó dudas en posiciones clave, y se metió en semifinales, donde el viernes pasado recibió un cachetazo de realidad frente a Nueva Zelanda, hoy 2 del mundo, que el sábado definirá el título con Sudáfrica (y quién pasa a ser el más ganador del historia, porque cada uno tiene tres títulos).
Lo cierto es que Argentina ocupa el séptimo lugar del ranking mundial, posición por donde suele oscilar, con más tendencia hacia abajo que hacia arriba. Cheika afrontó esa realidad, apostó a un libreto (con varias decisiones cuestionables) y logró arribar a este encuentro ante Inglaterra (que lo superó con claridad en el debut) por el tercer puesto, que será el último al frente de Los Pumas. Es que el contrato del entrenador de lenguaje casi inentendible (mezcla italiano, inglés y español) expira apenas concluya el Mundial, o sea este viernes con el pitazo final para Argentina.
Si se da todo en forma natural, Felipe Contepomi será el nuevo seleccionador argentino y en el cuerpo técnico continuarán Juan Fernández Lobbe y Andrés Bordoy. Los tres, hoy asistentes de Cheika, seguirán con sus vínculos vigentes con la Unión Argentina (UAR). ¿Hay alguna chance de que Cheika continúe? Hay una posibilidad mínima y dependerá de la lectura que la dirigencia (y los hombres fuertes que la rodean) haga de lo realizado hasta ahora en este período, del futuro inmediato de la selección y de cómo proyecta a Contepomi como head coach nacional.
Respecto de la primera parte de este análisis, habrá que ver si en la UAR se le da más importancia al resultado, al proceso, al futuro o a una combinación de todos. Porque llegar a esta instancia mundial es más que importante, pero la sensación es de que, al margen de emociones y alegrías inolvidables, el equipo jugó realmente bien en pocos pasajes de la fase de grupos, donde arrancó con aquella actuación decepcionante frente a los ingleses, y en el segundo tiempo frente a Gales.
Y además hubo situaciones, como mínimo, poco explicadas puertas afueras respecto de alternativas en posiciones clave como octavo, medio scrum y apertura, y eso va más allá de nombres, porque hay jugadores como el cordobés Santiago Carreras que nadie se imagina fuera de los 15. Luego, de cara al futuro, hay preocupación por el recambio en puestos decisivos para cualquier equipo y los pilares están entre ellos.
Mientras tanto, hoy en Los Pumas todo está enfocado en el desafío del viernes, al que este equipo que convenció pocas veces irá con sus fortalezas, que las tiene, y con sus debilidades, que también existen. El partido será especial por las razones ya explicadas del bronce y del entrenador y porque es muy probable que sea el último de varios jugadores con la selección argentina. Luego será el tiempo del balance, de barajar y de dar de nuevo con aquellos a quienes les toque estar.
