A solo ocho meses para el inicio del Mundial de Rugby Francia 2023 (que dará inicio el ocho de septiembre), la Federación Francesa de Rugby (FFR) atraviesa un profunda crisis institucional luego de conocerse la sentencia por corrupción en contra del presidente de la entidad, Bernard Laporte.
Tras las exigencias para que Laporte abandone su puesto al frente de la Federación, el presidente se negó a dejar el cargo en primera instancia. A raíz de esto, la ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra, se reunió este jueves con Laporte para exigir su dimisión.
El presidente de la FFR clamó por su inocencia y apeló la sentencia dictada el pasado 13 de diciembre. Sin embargo, se retiró de manera parcial al mando de sus funciones hasta que se conozca la decisión luego de su apelación. Esta solución no convenció al Gobierno francés, que consideró que Laporte todavía podría tener poder de influencia en las decisiones de la entidad.
Por eso, Oudéa-Castéra exigió “garantías necesarias para comprobar que su retirada es efectiva” y que la persona que sea elegida como presidente delegado cuente con “la validación democrática de los clubes, según un proceso irreprochable y un calendario preciso y rápido”.
Desde el aparato gubernamental manifestaron su intención de apartar a Laporte de toda decisión ejecutiva, luego de ser condenado a dos años de cárcel exentos de cumplimiento, 75.000 euros de multa y dos años de inhabilitación para acceder a cualquier cargo ligado al rugby.
De acuerdo a lo explicado en la sentencia, Laporte, quien fue secretario de Estado de Deportes de Francia entre 2007 y 2008, fue condenado por cinco delitos relacionados con la corrupción. Hasta que este se produzca el análisis de la apelación la condena quedó en suspenso, aunque él aceptó dejar sus funciones en de manera remota, además de abandonar su cargo de vicepresidente de la Federación Internacional de Rugby.
