El serbio Novak Djokovic y el británico Andy Murray decidieron dar por terminada su colaboración profesional, tras seis meses de trabajo conjunto en los que el número uno del mundo no logró alzar ningún título. La sociedad, que comenzó en enero de este año, concluyó sin los resultados esperados y con más frustraciones que celebraciones.
Murray se sumó al equipo de Djokovic como entrenador a principios de temporada, justo en el inicio del Abierto de Australia, donde el serbio había conquistado el trofeo en diez ocasiones. Sin embargo, su undécimo título en Melbourne quedó trunco: una lesión muscular lo obligó a retirarse en semifinales.
Esa primera decepción fue solo el inicio de una serie de actuaciones irregulares. Djokovic cayó en primera ronda en Doha e Indian Wells, llegó a la final del Masters 1000 de Miami —sin lograr coronarse— y tuvo una floja gira de polvo de ladrillo, con derrotas tempranas en Montecarlo y Madrid. Finalmente, se bajó de Roma y su próximo desafío será la próxima semana en Ginebra, de cara a Roland Garros.
La despedida fue en buenos términos. “Muchas gracias, entrenador Andy, por todo el trabajo duro, la diversión y el apoyo durante estos seis meses, tanto dentro como fuera de la cancha. Disfruté mucho profundizar nuestra amistad”, expresó Djokovic en un comunicado oficial.
Por su parte, el británico también tuvo palabras de agradecimiento: “Gracias, Novak, por la increíble oportunidad de trabajar juntos y gracias a su equipo por todo el esfuerzo en estos seis meses. Le deseo lo mejor para el resto de la temporada”.
Djokovic y Murray compartieron una de las rivalidades más destacadas de los últimos tiempos en el circuito ATP, con 37 enfrentamientos, de los cuales el serbio ganó 26 y el escocés 11. Se enfrentaron en siete finales de Grand Slam, con cinco victorias para Nole, salvo en Wimbledon 2013 y el US Open 2012, donde Murray escribió su propia historia.
El punto más alto de su disputa llegó en 2016, cuando pelearon mano a mano por el número uno del ranking mundial. El desenlace fue en la final del Masters de Londres, donde Murray se impuso y cerró la temporada en la cima del tenis.