El 15 de junio de 1996, Olimpia de Venado Tuerto, en casa, venció 105-100 a Atenas y se consagró campeón de la Liga Nacional de Básquetbol, con Lucas Victoriano, el entrenador de Instituto, en cancha. Fue la primera vez que una final llegaba al séptimo y decisivo encuentro por el título.
Este domingo, por quinta vez en la historia la definición de la Liga Nacional disputa el juego siete, con la Gloria protagonista ante Boca y con Victoriano en el banco. Se miden desde las 20.05 en la Bombonerita.
El entrenador albirrojo contó a La Voz sus recuerdos de aquel séptimo partido de la final, en Venado Tuerto. “Son muchos recuerdos, pero una de las cosas que más tengo en la cabeza es el cagazo que tenía yo antes del partido, era muy jovencito, pensaba que estaba todo el mundo mirándonos y que al día siguiente no sabíamos si iba a salir el sol”, arrancó.
“Ahí me di cuenta, que aún ganando, al día siguiente sale el sol, se puede festejar, se puede hacer de todo, pero termina siendo un partido, un partido hermoso que lo ve mucha gente, que lo disfruta, que lo vive, que lo siente”, sumó el técnico tucumano.
“Aprendí a eso y por suerte puedo también transmitirlo a algunos jugadores de que mañana va a salir el sol de nuevo, que sigue la vida y que nosotros queremos ganar como lo hacemos cada partido de la Liga Nacional y este no será la excepción. Hay que estar orgulloso de cómo pasó el camino. Y el camino fue espectacular, lo disfrutamos mucho. Olimpia ese año no perdió ningún partido local, así que tengo muy buenos recuerdos”, agregó Victoriano.
-¿Cómo se juega un séptimo partido de la final?
-Con el corazón se juega, con el compromiso que uno va sintiendo, con el sentido de pertenencia del que te vas alimentando. Yo creo que en ese sentido no puedo estar más orgulloso de mis jugadores, de mi staff, del club, porque somos un club unido al que todo vamos a lo mismo, que mucha gente se ve reflejada en nuestra manera de jugar y eso no lo vamos a traicionar por más que sea un partido importante. Después habrá cositas que podamos mejorar y que ojalá podamos tirar con mejores porcentajes, pero todo lo otro hace que cuando termine el partido, el resultado que sea, repito quiero ganar, que esto no quede como, “Ah, mira, se conforma con...”, quiero ganar, pero después del resultado, que nosotros nos miremos a los ojos, que eso hablamos al principio de temporada en la primera reunión. Cuando estábamos todos juntos dijimos, “Quiero que termine esta temporada el último partido de la Liga y que todos nos miremos a los ojos diciendo, estoy vacío”. Creo que eso ya lo conseguimos y es lo más reconfortante, lo mejor y estoy, repito, muy orgulloso de los jugadores, del staff y del club, de la gente. Así que para mí ya gané la Copa, está genial, la quiero ganar como todo, pero para mí, el equipo ya ganó.